Capítulo 1: Nieve Escarlata

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El sol se reflejaba temprano en la nevada tundra. A lo lejos se oían los bramidos de los popo, que pastaban con tranquilidad, sin alterarse por la presencia de los hermanos hunters, Irbis, y Ognim. Ambos eran experimentados guerreros, con diferentes estilos de combate: Irbis era menuda, ágil y rápida, y manejaba con gran destreza la espada larga. Ognim, por el contrario, se movía con más lentitud, pero era capaz de resistir un gran daño, y con su gran espada podía protegerse de casi cualquier ataque, haciendo que el las heridas fueran mínimas. Los hermanos se encontraban en la tundra, tras un gran baggi, al cual habían acorralado en una de las cuevas. Irbis estaba unos metros por delante de Ognim, el cual se había quedado algo rezagado.

-¡Vamos hermano! Estamos cerca de terminar-Dijo Irbis con entusiasmo.

-¡Puedes hacerlo tú sola! Es molesto, pero un gran baggi es una presa fácil para cualquiera de nosotros.

Ognim alcanzó a su hermana y ambos entrarn en la cueva. El gran baggi estaba en el centro, durmiendo, ignorando que su fin era cercano. Los dos hermanos se acercaron al wyvern y decidieron, mediante el juego de piedra papel o tijeras, quién asestaría el golpe de gracia. Ognim salió vencedor y empezó a cargar su gran espada para ejecutar al gran baggi; pero del exterior llegó un potente y perturbador rugido, que resonó en las paredes de la cueva, despertando al gran baggi.

-Mierda...-Resopló Ognim, que aún estaba cargando su espada.

Cuando el gran baggi abrió los ojos, se abalanzó contra Ognim, que estaba desprotegido. La pata del wyvern aplastaba a Ognim y lo retenía contra el suelo, mientras sus mandíbuas se cerraban entorno a su brazo. Antes de que la situación empeorara, Irbis desenvainó su espada larga y atacó con fiereza al costado del gran baggi, el cual se apartó por la fuerza del ataque, dejando libre a Ognim. Ambos hermanos encararon al malherido wyvern, que era más peligroso en ese momento. El gran baggi arremetió con todo su cuerpo contra ellos, pero los hunters rodaron para evitar el ataque. Entonces, Ognim puso su gran espada frente a Irbis y se inclinó un poco, formando una improvisada rampa de salto. Irbis tomó carrerilla y usó la gran espada de su hermano para saltar y caer sobre el gran baggi con un mortal corte vertical, que puso fin a la cacería. De inmediato, Irbis se giró y miró a su hermano, preocupada, el cual levantó su brazo para indicar que no fue nada. En ese instante ambos recordaron el rugido y corrieron hacia el exterior para investigar, pues estaba entre sus obligaciones como hunters el investigar cualquier cosa que pudiese ser una amenaza.

En el exterior todo estaba tranquilo. Demasiado. De pronto, vieron al otro lado del nevado llano lo que parecía una cría de popo. El pequeño corría con todas sus fuerzas, asustado. Los dos hermanos se apresuraron en ir hacia la zona de la que venía el popo, y cuando llegaron se sorprendieron; no había popos, pero tampoco cadáveres, ni signos de lucha. Sólo unas manchas rojas que teñían la nieve de un brillante color escarlata. Irbis mojó sus dedos en aquella nieve y la probó.

-Hermano...es sangre de popo.

Ambos entendieron que algo malo ocurría. Ningún ser conocido podía hacer desaparecer una manada entera de popos en tan corto periodo de tiempo. Los hermanos hunters se dirigieron rápidamente a la aldea para informar al gremio. Había aparecido una nueva amenaza.

Bajo la sombra del wyrmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora