Como todas las noches Aster estaba haciendo llamada con su novio: Tanner.
-Yo te amo más de lo que amo las noches de luna llena...-
Susurro Aster mientras veía al cielo iluminado por estrellas y aquella hermosa luna, más resplandeciente que cualquier otra cosa.
-¿Otra vez con tus comentarios raros? No entiendo tus gustos, Aster.-
Exclamó Tanner con voz arisca mientras se alejaba del micrófono de su teléfono.
-Bueno, me gustas mucho, en pocas palabras...-
Dijo Aster con voz sarcástica.
-Si, como sea, voy a cortar estoy ocupado.- Exclamó sin interés alguno.-Está bien, te qui.- Tanner cerró la llamada en ese momento.
Aster miro su teléfono con el ceño fruncido y lo dejó a un lado.
Ella contemplaba la hermosa vista de la luna en su máximo esplendor, su forma redonda y los movimientos delicados y casi invisibles al moverse.
¿Por qué su novio no la entendía?
Era lo que a menudo se preguntaba, pero cuando estaba con Zen, su mundo daba una vuelta de 180º.
Todo lo que pensaba era en que iban a hacer ese día, en las ocho horas más divertidas de su día escaso de colores y alegrías.
Aster se levantó de la cama y se sentó en el borde de su ventana, la ventana de su habitación daba a la calle y, por supuesto, al cielo completamente oscuro, a diferencia de la Luna que alumbraba su alrededor.
Ella amaba aquellas noches, donde podía tomarle fotos a la luna y, aunque su teléfono no tenía buena calidad en cuanto a sus fotos, ella la contemplaba desde la realidad, viéndola con admiración, esperando algún día poder ir y pisar aquella superficie rocosa.
Aster suspiró y después se lanzó hacia su cama, la cual no estaba tan lejos, ella cayó entre sus almohadas boca bajo, abrazando un peluche de estrella que le había regalado Zen.
Ella comenzó a pensar en todo lo que haría al día siguiente, en sus clases y sus exámenes próximos.
Estaba verdaderamente abrumada por sus tareas y los problemas de salud de su abuelo, etc.
Pero lo que la consolaba era que en poco tiempo, las vacaciones comenzaban y podía dormir mucho más.
Ella cerró lo ojos y se dejó dormir entre sus peluches.
Aster se levantó sobresaltada, respirando pesadamente mientras ponía una mano en su corazón acelerado, había tenido un sueño raro, muy raro.
Vio la hora →7:30.
Se levantó rápidamente y como pudo se cambió, se aseó y tomó una rodaja de pan, le unto mermelada y salió de su casa rápidamente.
Miro su mochila viendo si había puesto todos los libros de las clases que le tocaba y se tranquilizó al verlos todo bien y completos.
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Nuestro Eclipse
RomanceAster, una joven amante de la astronomía, amante de estrellas, lunas, constelaciones, eclipses, etc. A pesar de que ella no es muy introvertida, no confía mucho, es muy calculadora y para nada sensible... Bueno, al menos con todos... Su mejor amig...