Quedate, por favor

Capitulo 1

- Nos vemos Less- dijiste tomando tus cosas y despidiendote de tu amiga.
- Naomi, ya es muy tarde. Mejor quédate, mis padres no tienen problema con que te quedes - comentó preocupada.
- Descuida, no vivo muy lejos. Te mando mensaje cuando llegue - respondiste mientras salías de su casa.
Suspiro - ve con cuidado, me avisas cuando llegues.

Saliste de su casa y como dijo tu amiga, ya era muy tarde, no había nadie afuera, solo podías oír el canto de los grillos.

Pasaste por un callejón en el cual te jalaron a el y te acorralaron a la pared.

- Vaya, que suerte tengo esta noche al encontrar a esta linda chica sola en la calle - rio mientras paso su lengua por tu mejilla.

Te dio un escalofrío al sentir su lengua, al mirarlo te asustaste al reconocerlo. Era el villano de llamas azules, Dabi.

- Por favor, déjame ir, no me lastimes - pediste asustada.
- Mmm... ¿Por qué no? - rio - dime tu nombre y te dejaré ir, apúrate que no tengo tiempo - tomo tu cuello con delicadeza mientras sonreia.
- S-soy N-naomi - tartamudeaste por el miedo.
- Lindo nombre, pero ya es tarde y no deberías estar aquí, así que voy a tener que llevarte conmigo... Además tengo que hacer algo con tu memoria, así me ahorraría la tortura - suelta tu cuello, pero aún te tiene acorralada mientras busca algo en su bolsillo.

Estabas asustada, temías por lo que pudiera sacar de su bolsillo, querías huir, pero él era más fuerte.

Dabi sacó un trapo con cloroformo y te lo puso en tu boca y nariz. Poco a poco tu vista se nublo hasta que quedaste inconsciente.

- Descansa, yo te llevaré a tu nuevo hogar - te cargo en su hombro, te llevo a su casa, que era una casa abandonada.

Él te acomodó en la cama, se sentó en esta y te acomodó en su regazo y acariciaba su pelo.

- Solo falta borrar tu memoria y ya no tendré que preocuparme.

De su bolsillo saco un invento que tanto para él y viendo cómo estabas era más práctico. Lo puso al lado de tu cabeza y presionó un botón y este comenzó a hacer su trabajo por lo que comenzaste a sentirte extraña.
Poco a poco lo que había pasado comenzaba a ser borroso para tí, hasta que no hubo nada de ese momento que recordarás.

— Perfecto, ya borré tus recuerdos, solo recordarás lo que pasó antes de que te encontrará — beso tu frente y guardó el aparato en su bolsillo.

Al pasar el tiempo comenzaste a despertar. Dabi noto esta acción.

— Veo que vas despertando, linda. ¿Recuerdas tu nombre y tu edad? — te miro atentamente.
— ¿Dónde estoy?, ¿Quién eres? — dijiste asustada.
— Tranquila, me llamo Dabi, y ahora estamos en mi casa, estoy cuidándote nada más — dijo mientras te acariciaba el cabello.
— D-dabi... ¿El villano de fuego azul? — dijiste asustada.
— Así es, pero estoy cuidándote, así que no tengas miedo... No te haré nada malo — dijo mientras acariciaba tu mejilla.
— E-estoy en tu casa o en la guarida de la liga — preguntaste asustada.
— Estás en mi casa. La liga de villanos ya es cosa del pasado, ya no pertenezco a ellos. Ahora cállate y déjame cuidarte.

Solo lo miraste, no querías molestarlo ya que temias lo que pudiera hacerte.

— Bien, solo queda hacer una última cosa para que pueda cuidarte y no tener que preocuparme de que digas algo — de su bolsillo saca un aparato más pequeño.
— ¿Q-qué es eso?— te preocupaste un poco.
— Es un aparato que uso para mí seguridad... Básicamente te cerrará la garganta y evitará que hables — respondió — así ya no me preocuparé de que le digas a alguien en dónde vivo — acercó el aparato a tu cuello.
— ¿Y-ya no hablaré? — lo miraste.
— Exactamente, será mejor así — te acaricio el cabello mientras acercaba el aparato a tu cuello.

Querías huir, pero algo te lo impedía, solo podías mirar cómo acercaba aquel aparato a tu cuello.

— Esto será rápido, no te asustes. Solo sentirás como un pequeño piquete en tu cuello — colocó el aparato en tu cuello, presionó un botón, tu cuerpo dió un brinco por el shock. La garganta se te había cerrado completamente y ya no podías hablar — ya está, a partir de ahora eres muda... preciosa.

Lo miraste, no sabías como sentirte, ya no podías hablar. Te preguntabas el ¿Por qué lo había hecho.
Al mirarlo viste algo diferente en su mirada, jurarías que sus ojos eran diferentes.

— Lo siento, pero tengo que hacer otra cosa — dijo mientras sonreí y sacaba un cuchillo.

Comenzaste a retroceder y a temblar por el miedo que tenías.

— No huyas, pequeña. No me hagas las cosas complicadas — te comenzó a seguir con el cuchillo en mano

Seguiste retrocediendo hasta que chocaste con la pared, ahí no te quedaba de otra que encogerte abrazando tus piernas, mientras mis lágrimas caían y seguías temblando de miedo.

— Ya no tienes que retroceder más... No trates de escapar, no puedes, así que relájate y deja que yo haga lo mío — se acercaba cada vez más a tí.

No sabías exactamente que tan cerca de tí estaba, pero tu miedo aumentaba cada vez.

— Mírame, te prometo que seré rápido y no sentirás dolor... Quiero que te relajes, así todo esto será más fácil.

No entendías porque quería matarte o por qué si su idea era matarte no lo hizo de una cuando te vio en la calle.

Cuando acordaste Dabi ya estaba muy cerca de tí y el cuchillo ya se encontraba en tu cuello.

Ya no tenías escapatoria por lo que te resignarte a que ya estabas a nada de estar muerta.

— Lo siento, no tengo de otra.

De pronto Dabi cambio y se sorprendió que terminó por gritar y retrocedió.

— ¡Maldita sea! No puedo... No puedo hacer esto... De verdad, disculpame — dejo caer el cuchillo.

Miraste a Dabi al escuchar su grito y viste el cuchillo en el suelo... Él estaba sentado mirando al suelo y con las manos en la cabeza.

Dabi no podía creer lo que estuvo a punto de hacer... Estuvo a nada de matarte cortandote el cuello y más por el hecho que se había encariñado contigo... Tanto que te quería para él.

Por una extraña razón querías acercarte a él para consolarlo, Dabi noto esto.

— Ni se te ocurra. Aléjate de mí — te miro molestó.

No querías dejar las cosas así, por lo que te acercaste a pesar de la advertencia.

— Tú lo pediste — en un movimiento rápido Dabi se acercó a tí y te durmió con cloroformo.

Tu vista se comenzó a nublar y lo último que viste fue a Dabi a tu lado.