(Aclaración "<< >>" cuando hablan en Italiano pero lo escribo en español para que se entienda, y cuando la persona hable sin "<< >>" es que habla en español.)
Mis ojos se abrían lentamente mientras escuchaba la dulce voz de mi madre despertándome, hablándome y posando sus manos en mi fina piel del cuello; mí cabeza procesaba aún que recién despierto con la melodiosa voz y esa suave tacto, haciendo despertar mis sentidos y razonamiento en un abrir y cerrar de ojos rápido y repetitivo.
—<<Buenos días.>>—Saludo mi madre con delicadeza y una sonrisa; respondí de la misma forma de mientras que mi madre dirigía sus labios carnosos a mi frente.
Ella por fin se levantó de mi cama y puso rumbo a la puerta vieja y chirriante de mi cuarto, note que ella no llevaba su habitual vestido que siempre utilizaba para ir a su trabajo, sonreí contento ante ese detalle que dejó caer a mi vista disimuladamente para darme a entender que su día libre me lo dedicaría a mi. Puse rumbo hacía la escalera para bajar a la cocina con una sonrisa de oreja a oreja.
Escuché como mi madre le lanzaba algunos insultos en español a mi padre, haciendo que él quedase confuso y enfadado, quise saber porque mi madre lanzaba insultos que solo ella y yo entendíamos, en cuanto me vieron asomado y pregunté que qué pasaba, cambiaron su expresión de enfado a una de tranquilidad y una sonrisa que le quitaba importancia a la escena de insultos obscenos, entonces fue mi madre quien hablo excusando tanto su persona como la de mi padre.
—<<¿Qué pasa? ¿Por qué gritais?>>—Fue mi pregunta la que mostraba preocupación y confusión.
—<<Nada cariño, simplemente papá me piso en el pie y justo me dio en la herida que me hice.>>—Excuso ella sonriendo como si su vida fuera una completa maravilla como en los anuncios.—<<Tu desayuno ya esta listo, siéntate y saborealo, te lo hice con amor.>>—Cambio de tema de repente; haciendo sentirme con una extraña sensación que no podia descifrar, como un mal sabor de boca.
Me senté en la silla la cual crujió un poco por la vejez de la madera, observé con hambre y ansías mi plato, relamí mis labios con hambruna y me comí mi desayuno con placer en el paladar, aunque mi vista a veces se desviaba de mi desayuno y se fijaba en el cuadro de Van Gogh, uno de sus cuadros de hermosos girasoles justo colgado frente a mi en la pared de la cocina; mis ojos brillaban al ver el cuadro lleno de arte de aquel hombre fallecido. Los colores naranjas amarillentos de aquel decayente cuadro inundaban mis córneas de mis rasgados ojos avellana.
—Hoy tengo el día libre, Van.—La dulce voz de mi madre me saco de aquella ensoñación.—Y como es sábado pensé en llevarte al museo, veo que siempre te quedas embobado a los cuadros que tenemos de Van Gogh.—Exclamo mi madre con su habitual dulce sonrisa la cual yo correspondí con otra igual, me surgió la duda de porqué de repente hablaba en español aun sabiendo que mi padre no la entendía, parecía que ella quería que esto fuera una conversación privada pero a la vez pública.
—¿Papa no vendrá?—Pregunte curioso, dándole un último bocado a mi tostada.
—No lo sé, pregúntale tu.—Dijo mi madre, sin duda estaba enfadada con mi padre y no quería decir nada como siempre para aparentar que todo estaba bien pero en realidad nada estaba bien. Mi vista se dirigió atentamente a mi padre, le sonreí algo más ilusionado por su contacto visual correspondido.
—<<Papa, ¿Vendrás con nosotros al museo?>>—Le pregunté animado con el deseo latente de que nos acompañase.
—<<No, lo siento.>>—Escupio mi padre con una sonrisa impuesta en su cara.
Mi sonrisa llena de ilusión paso a ser destruida pero enseguida me recompuse rápido con el claro pensamiento del que mi madre dedicaría su día libre a estar conmigo.
Subí rápido a coger la ropa necesaria para ir al cuarto de baño y ducharme con rapidez absoluta.
En la ducha sentí recorrer el agua caliente por mi aún delicado cuerpo debido a mis 13 años de edad; era deliciosa la forma de como la suave agua caliente acogía mi cuerpo haciendo que se relajara por completo.
Tras terminar mi acogedora ducha caliente. Me vestí rápido y baje las escaleras corriendo, mi madre me esperaba en la puerta con una sonrisa y una vestimenta informal como la mía.
—¿Estás listo ya?—Me pregunto sonriente, yo asentí con energía y tome su mano para salir de casa; cogimos las bicis para ir al museo más cercano y de paso disfrutar del dulce frescor italiano de por la mañana, al final decidimos ir a la galería "Borghese" y disfrutamos durante el resto de la mañana, al terminar me explico la historia de las esculturas que más me gustaron, la primera escultura fue "Apolo y Dafne" y la segunda "David de Bernini".
—¿Crees que cuando cumpla veintidós años como Bernini podré hacer algo así?—Pregunte emocionado, mi madre se rió divertida ante mi fascinación, ella asintió agradablemente con la cabeza y me dio un consejo.
—Practica, estudia y mantén esas ilusión por tus sueños. Solo así podrás conseguir lo que deseas.—Explico sonriéndome mientras se ponía el casco de la bicicleta al igual que yo.
El fin de la semana paso volando y me quedé estudiando con ganas de más pues no solo estuve de visita en la galería, sino que también seguí el consejo de mi madre y opte por estudiar la vida y cuadros de Van Gogh, admito que lo elegí primero por la similitud de nuestros nombres pero después pensé y recordé sus dos grandiosos cuadros que me hacían desconectar de la realidad.
"Quizá ese fue el principio del fin de mi mundo lleno de colores cálidos y alegres"
N/T Autor: Si tenéis alguna crítica como consejo o alguna opinión, no dudéis en dejarlo en comentarios o incluso en mi perfil, gracias por leer, espero que os guste este capítulo y los próximos que publicaré pronto.
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Sunflower
Teen FictionVan es un chico que se siente unido a la historia y cuadros de Van Gogh; totalmente atraído por los cuadros de los girasoles decide que esa será su flor favorita por lo cual también decide investigar sus significados e historias de esa flor. Cuando...