Capítulo 4.

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Era Viernes por la mañana, y la semana de trabajo se podía dar por terminada.

Aunque Lisa seguía sin sentirse del todo cómoda, se había adaptado un poco, sus compañeras eran agradables, sobre todo su compañera de cuarto, con quién hablaba por las noches antes de dormir.

La mujer molesta de aquella noche no había vuelto a acercase, pero tampoco desaprovechaba la oportunidad de mirarla mal o insultarla cuando la veía por los pasillos, no entendía cuál era su molestia con ella, pero al parecer era la única que no estaba de acuerdo con su bienvenida.

Tampoco había vuelto a ver a Jennie, después de la charla de ese día no volvió a presentarse, pero era entendible, un lugar así para una mujer como ella podía ser desagradable.

Lisa guardaba sus pertenencias en una mochila, le devolvieron todas sus cosas, al parecer así sería de ahora en adelante.

Vió a sus compañeras irse en sus respectivos vehículos, y suspiró aliviada cuando el suyo hizo presencia al patio, uno de los guardias lo estacionó frente a ella, y salió de él sin dirigirle la palabra.

Guardó su mochila en la cajuela y entró a su coche, dejando salir un suspiro de paz. Podía descansar por fin.

Digamos que dormirse a las ocho de la noche y levantarse a las cinco de la mañana a correr no era algo que le agradará en lo absoluto. Mucho menos porque no tenía un descanso en el resto del día, y debía de ejercitarse y tomar su entrenamiento de defensa personal.

Encendió su celular y notó que tenia sólo 5% de batería, 20 llamadas perdidas de su madre, y 5 de su mejor amigo.

También tenía mensajes en su bandeja de entrada pero ignoró cada uno de ellos buscando uno en específico.

Y no, no era el de su madre, de su padre, o de alguno de sus amigos, era el de Jennie.

"Idiota".

Fue el último y único mensaje que tenía de ella, con la fecha del día que la golpearon.

Lisa sonrió y encendió el auto. Sabía que la había cagado metiéndose con ella, no tanto por el hecho de que su padre ahora la obligara a estar encerrada 4 días de la semana, y pronto involucrarla a los golpes, balas, incluso a la muerte.

Le daba más miedo la actitud de aquella pelinegra, sabía que tiene carácter, y que todo lo que ella quisiera debía cumplirse, el problema es que Lisa era algo similar a ella, y eso podría ocasionar demasiadas peleas y conflictos en el futuro.

Pensó en si escribir un mensaje o no, y estuvo en el chat por unos minutos hasta que se decidió.

"Estoy fuera, iré a casa, tengo que hablar con mis papás. Si puedes llamarme estoy disponible".

Dejó el mensaje y apagó su celular, comenzando a manejar a su destino.

En el camino comenzó a ver la realidad de su vida. Ésta había cambiado de una manera muy brusca, hace quince días su preocupación era tener ocupado su fin de semana, desaparecer de su casa y llegar el lunes por la mañana, aún con los efectos de las drogas y el alcohol.

De ahora en adelante sólo tenía tres días de descanso, y no podía desaprovecharlos, tenía que descansar, dormir las horas que quisiera, su cuerpo estaba agotado, lastimado.

Pero también debía estar con Jennie, apoyarla con su embarazo, cuidar su alimentación, su descanso, su salud. Ahora no sólo debía cuidar su vida, tenía otra persona más de la que encargarse.

Llegó pronto a su casa, y estacionó su auto en el garaje, estaban los autos de sus padres también, y por la hora, supuso que aún no se habían ido a la oficina.

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⏰ Última actualización: Mar 30 ⏰

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