Todo lo que reluce, no refleja

5 0 0
                                    

Muero porque el dolor no muere en esta lucha que mantenemos y uno de los dos tiene que ceder.
Cederé yo, porque no tengo ganas de luchar. Hay ocasiones en las que no vale la pena rascar el suelo con una cuchara de plástico. El suelo no cederá. Miro hacia delante, pero un espejo impide que lo haga, e impone mi pasado dejando a las heridas en angulo muerto. Mi cara es un poema. No de esos en que el poeta acaba aferrado a la cintura de su musa, sino de esos en los que toda cabeza pensante acaba cediendo su vida a la muerte.

La gente la ve, pero no dejo que lean ese poema. Los mantengo al margen de mis pensamientos, al margen de mi margen para que aun saltandose el suyo, aun quede mi espacio sin ocupar.

No dejo que lo lean. No pueden de igual modo. El dolor de cada uno está escrito en un idioma distinto cuya intención es que quien lo sufre, no pueda entender lo que pone para que no pueda recuperarse por fin.

En fin, el dolor es eso que nos mata por dentro pero que por fuera no tiene expresión más que la de ese poema, esa máscara. Esa nada.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 26, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Tú YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora