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Me encontraba sentado en la mesa de mi casa desayunando pan tostado y un delicioso café, se suponía que debía apurarme para llegar a la preparatoria debido a que tenía un proyecto por entregar, mi madre me miraba desde hace un rato buscando la manera de decirme algo.

-Nos vemos, mamá -besé su mejilla y salí de la cocina.

Sin embargo antes de salir de la casa mi madre corrió hacia mi dándome una bendición para que dios me protegiera en todo momento el día de hoy. No estaba muy seguro porque lo hizo pero me sentí muy cómodo con ellos, un abrazo de mamá era la mejor sensación del mundo y más en momentos deprimentes.

-Habra un campamento en la iglesia, quiero que vayas.

Mencionó de repente antes de darme la vuelta.
-No lo se madre, sabes que no me gusta ir a la iglesia.

Mi madre aún no sabía exactamente que me había ocurrido, solo de repente deje de asistir a ese coro pues veía algo innecesario ya que no me gustaba hacerlo en realidad. En un principio intenté dar mi mayor esfuerzo, sin embargo no era lo mío tocar instrumentos y mucho menos cuando cada vez que lo hacía los recuerdos de Tae llegaban a mi mente, la manera tan cruel en la que me rompió el corazón.

-Seran en las próximas vacaciones, te aseguro que te van a gustar.

-Esta bien, iré.

Aún no estaba muy seguro sin embargo quizás sería divertido. Siendo honestos no tenía muchos amistades y mucho menos alguien que me pretendiera, quizás yo los espantaba con mi actitud o no era lo suficientemente bonito para alguien. Pero conocer gente nueva era bueno. Es curioso como gente de mi edad tiene pareja o hijos en estos tiempos y es más en cuanto a mi, porque yo jamás he experimentado un beso ni tampoco alguien ha estado enamorado de mi, nunca nadie me ha regalado flores, tampoco se me han quedado viendo por lindo, soy el amigo que siempre va a último, al que siempre se burlan, al que siempre le hacen bullying, soy el hombre que no se siente feliz.

Me siento incompleto, como si me estuviera equivocado en esta vida, como si se me estuviera acabando rápidamente. Se que aún soy joven, pero tengo miedo de que los años pasen en un abrir y cerrar de ojos, en donde no pueda construir un futuro, tengo bastante miedo no quiero quedarme solo, pero siento que no soy suficiente para nadie.

Escuchar musica en el transcurso de casa a la escuela es lo mejor, es bastante relajante y casi siempre dejo de pensar en todo.

Al llegar veo a un grupito en la entrada de la preparatoria mirando hacia mi dirección, entre ellos está el chico pelinegro de la otra vez, el cual trate muy mal por tener un pésimo inicio de semestre. Uno de sus amigos le hace una seña indicando algo y luego todos me miran incluyendolo.

-Hola rosita -menciona acercándose a mí.

Lo miro mientras quitó mis audífonos y lo guardo en mi mochila. Es bastante alto, mucho más que yo, seguramente me veo como un Minion a su lado. Al mirarme sonríe y justamente hace una seña haciendo referencia a qué le quedo aproximadamente sobre el pómulo.

-¿Necesitas algo?

-Si -alcé una ceja -Tu número.

-¿Para que lo quieres? -cruce mis brazos -No te lo daré.

-Bien, entonces tendré que ganarmelo -asintió efusivamente -Esto será divertido, pequeño.

-¿Qué?

-Ver como te enamoras de mi.

Hate you | Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora