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—¿De verdad ves tanto a mi pequeña como tú hija que tú cuerpo respondió a ello?– Mariana trago saliva como por cuarta vez, sentía su garganta muy seca.

Asintió despacio ante la pregunta del castaño claro, estaban ahora sentados en el comedor de la casa de Charlie, Juana jugaba en el suelo con unos juguetes.

Mientras ellos estaban hablando de lo que les habían dicho en el hospital. Ahora Mariana era la madre, no biológica, pero seguía siendo la madre de Juana, una parte de Mariana estaba contento con eso, pero su parte racional le gritaba.

¡No había tenido ni una cita con Charlie y ya había llegado reclamando su lugar en su pequeña familia!

Si su vida fuera una película como se llamaría,¿Madre por accidente?, Sonaba justo como lo que le acababa de suceder.

—¿Qué harías si te dijera que me mudare a otro país y me llevaré a Juana conmigo?– El aire en sus pulmones se detuvo por completo.

Miró al alfa con algo de miedo, estaba serio y con los brazos cruzados sobre su pecho. No podía, Charlie no podía hacerle eso, era su pequeña no podía quitársela.

—¡Te lo prohíbo, no puedes llevarte a Juana lejos de mi!– No supo en qué momento se había levantado de su puesto, golpeando la mesa con sus manos y mostraba sus pequeños colmillos a la defensiva.

—¿Baba?– Juana dejó lo que estaba haciendo para mirar a los mayores, podía sentir el aire de molestia que tenía el Omega, daba algo de miedo verlo molesto, eso nunca sucedia.
Charlie por su parte solo sonrió, confundiendo más a Mariana.

—Tanto la quieres ¿Eh?, ¿Dónde estuviste antes?, si te hubiera encontrado quizás mi bichito no hubiera sufrido tanto.– Mariana se sintió avergonzado, muy avergonzado, y una parte suya molesta, Charlie le había hecho una prueba.

—Yo la quiero, no pienses alejarla de mí– Había formado un lazo con Juana, si los separaban ambos iban a sufrir bastante. Charlie solo le sonrió, una sonrisa tranquila y leve.

—No lo haré Mari, y tú ya no podrás escapar de mí tampoco, no te dejaré ir– Mariana se sonrojo ante esa declaración, supo leer entre líneas. una mano pequeña jaló su ropa y miro hacia abajo, Juana quería subirse a su regazo.

El Omega alzó con cuidado a la pequeña la sentó en sus piernas y ella giró rápidamente a sus pechos tocando allí, ya era su hora de comer y desde que empezó a lactar no había tocado sus biberones.

Se alzó la camisa y acomodo a la pequeña para que pudiera comer tranquila, Juana solo dió un ronroneo complacido mientras succionaba su pezón con ganas.

PARTE LACTOFILICA!! Adelantar si te parece incómodo!!

Osvaldo sintió como el aroma del alfa se volvía pesado, cargado con un poco de excitación, su boca se hizo agua al oler algo de esa manera.
Alzó el rostro para ver al alfa, sus ojos verdes era intensos sobre el, y no se despegaban de sus pechos.

Tragó saliva sintiendo su rostro arder, más rojo que un tomate maduro. Sabía, en sus estudios sobre los cachorros aprendía de todo ese tipo de cosas, no era un secreto que a los alfas les encantaba la leche materna que producían los Omegas.

No sólo su sabor, si no que también era bueno para ellos al ser tan nutritiva, y sus pechos habían crecido un poco más desde la vez en la que Juana tomo leche por primera vez, y no dejaban de producirla.

Quizás podría hacer algo de lo cual se iba arrepentir mucho después, o si no solo moriría de vergüenza.

Alzó bien si camisa mostrando su otro pecho lleno, Charlie abrió los ojos ante eso, era una invitación para que el también pudiera probar, el rostro rojo del Omega se lo podría confirmar, y no quería desaprovechar esa oportunidad, el aroma lo estaba volviendo loco.

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⏰ Última actualización: Aug 16 ⏰

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¿Mamá? | FlipporianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora