Cupid is so pelotudo!!

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—¡¿Cómo?!

Rubius por poco y se cae de la nube sobre la que se balanceaba despreocupadamente, Cucurucho a su lado ni siquiera se inmuto.

—Arréglalo.

—No señor, no —el ángel se cruzó de brazos, ayudándose de sus alas para mantenerse a flote frente al oso blanco mirándolo con molestia e incredulidad, el cómo podía ir y venir a como le placiera seguía siendo un misterio de La Federación.

—Arréglalo —repitió en voz monótona y Rubius suspiró, era como hablar con una pared.

—¿Por qué yo? ¿No es responsabilidad de ustedes que todos estén bien en la Isla? Hazlo tú —hizo un puchero, rogando para sus adentros que Cucurucho no sacara “ese” as bajo la manga…

—La entidad maligna es tu responsabilidad. Arréglalo.

Suspiró derrotado, sí que sacó “ese” as…

—Ok… —empezó rascando su nuca con nerviosismo—, quizás es cierto, y también admito que lo que esa entidad maligna hizo fue un poquitín malo, pero en mi defensa, tu estabas más cerca, tu pudiste intervenir para que el tal Spreen no lo escuchara.

Era todo. Esta era toda su defensa y argumentos medianamente decentes, si no lograba convencer al oso con esto, nada lo haría.

Esperó varios segundos que parecieron una eternidad, mirando directamente a los ojos negros sin vida y sonrisa falsa de Cucurucho, finalmente lo vio ladear la cabeza y prepararse para hablar.

—Tienes cinco días. Disfruta la isla.

—¡¿Qué coño voy a disfrutar la isla si me pones a actuar de cupido, oso de mierda?!

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Ok… en retrospectiva quizás no debió hablarle así a Cucurucho.

Pensaba Rubius al día siguiente, sentado en el borde del muro. No solo provocó que su fecha límite para arreglar la situación entre Roier y Spreen bajara de cinco a solo tres días, sino que también vino con una nueva amenaza por parte de La Federación si fallaba.

—Ese maldito demonio —gruñó molesto.

Claro, desde que escapó se le encomendó la tarea de encontrarlo y llevarlo ante los altos mandos para evitar disturbios en la Isla, y ya le llevaba una buena pista, pero honestamente no contaba con que el muy sin vergüenza se atreviera a manifestarse tan rápido entre los habitantes y provocaría tanto caos tan solo cinco días después de que llegara el tren…

Y ahora aquí estaba, descuidando sus responsabilidades como ángel bondadoso y caritativo para buscar al par de gilipollas y actuar de cupido para que hicieran las pases.

Sus pensamientos se detuvieron cuando pudo ver a Spreen salir de entre los árboles, mochila al hombro, hacha en mano y expresión cansada, muy seguramente venía de explorar o algo.

Chasqueó sus dedos y al segundo siguiente estuvo frente suyo, sonrió —Hola Spreen.

Spreen sintió como si su alma abandonara su cuerpo, estuvo por gritar asustado cuando vio el rostro de lo que acababa de aparecer frente suyo.

Cupid is so pelotudo!! (spiderbear)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora