PROLOGO

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¿Por qué las personas con un corazón bondadoso se van tan pronto?

Nunca lo entenderé.

Mi familia dice que soy afortunada, la gente murmura que soy valiente, y yo creo que debí haber sido yo.

Pese a que me hubiera gustado seguir en mi habitación, hice mi mayor esfuerzo para salir de ahí.

Con unos jeans y una chaqueta negra tome las llaves y  salí de mi departamento.

El cielo estaba nublado parecía que la lluvia estaba por caer, pero poco me importo así que seguí caminando.

Después de la universidad me quedo en casa hasta muy tarde, esperando la media noche cuando  tengo la oportunidad de caminar hasta cansarme.

Camino y camino sin  rumbo fijo, justo como esta noche.

Parece que con cada paso que doy una lágrima nueva se desliza de mis ojos.

Odio ese sentimiento de enorme tristeza que recorre todo mi cuerpo cuando las imágenes de mis amigos riendo aparecen en mi mente.

Cuando murieron  se llevaron con ellos mi corazón completo y ahora pareciera que vivo en modo automático.

Mientras caminaba por la ciudad las gotas de lluvia comenzaron a caer más y más rápido. Agotada me senté en el pasto del parque en medio de la noche y con la lluvia mojándome por completo, me tomé un momento para contemplar el sonido del viento y la lluvia que de algún modo me relajaban, por suerte no había nadie al rededor o pensarían que estoy enloqueciendo, algo  que no está lejos de la realidad en absoluto.

Pensé que la lluvia pararía en algún momento pero no fue así, incluso se intensifico, me fui caminando por el parque hasta una banca que tenía por suerte un pequeño techo donde no me estaba mojando tanto como antes.

Estaba empapada mi cabello estaba escurriendo y mi chaqueta estaba por igual. Vaya suerte que tengo.

Lo mejor que se me ocurrió fue quitarme mi chaqueta y esperar a que la lluvia se detuviera para llegar a casa. El viento corría y llamar un taxi no era una opción, desde el accidente no puedo subirme a un carro, me aterra y los recuerdos me atormentan.

Estaba sentada en la banca, lamentándome por la situación cuando una luz de un coche alumbró mi cara, me coloque la mano en la cabeza pues la luz me estaba molestando, detrás del coche un joven alto y bien vestido camino en mi dirección cosa que me puso en alerta.

—¿Te encuentras bien?—preguntó a una distancia prudente.

Dude en contestarle pero no quería sonar grosera al mismo tiempo.

—Si, estoy bien—Dije sonando un tanto desconfiada.

En un movimiento rápido saco de su automóvil una sombrilla, y la extendió hasta mi.

—La lluvia es muy fuerte, te puedes enfermar—Dijo mientras me daba la sombrilla.

—Gracias—Respondí un tanto tensa

—No hay problema, ¿Necesitas un taxi?—Dijo frente a mí,  aunque parece un tipo amable yo me seguía sintiendo inquieta. Es así  desde el accidente, suelo estar en alerta todo el tiempo.

El joven pareció notar mi incomodidad y volvió a tomar una distancia prudente, aunque se estaba empapando por la lluvia.

—Estoy bien, gracias por la sombrilla, la devolveré— Dije tratando de sonar relajada

A sí que tome la sombrilla y una vez lo hice el joven se volvió a subir a su automóvil.

La verdad no se que hubiera hecho si la lluvia no paraba en toda la noche, por suerte no estaba muy lejos de casa y la sombrilla me ayudó a no mojarme tanto. Una vez llegué tome un baño y me cambié de ropa.

Te Regalo Una Estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora