Capítulo 1 🎨

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Hace 13 años atrás:

Geiju Tsuka, un pequeño niño de cabello rojo como el fuego y ojos verdes como esmeraldas, se aferraba a la mano de su mamá con fuerza mientras se acercaban al imponente edificio del jardín de infantes. El bullicio de los otros niños y el vaivén de padres despidiéndose llenaban el aire, pero para Geiju todo parecía estar sumido en un silencio abrumador. Su corazón latía con fuerza y sus pequeñas manos temblaban.

"Por favor, Geiju, sé valiente. Vas a divertirte mucho en el jardín de infantes" —le decía su mamá con voz suave, intentando calmar sus miedos.

Pero Geiju se aferraba aún más a ella, negándose a soltar su mano. En ese momento, la maestra se acercó con una sonrisa cálida y amable.

"Hola pequeño" -Lo saludo con una dulce sonrisa- "¿Quieres darme la mano y entramos juntos?"

Geiju Tsuka se aferraba con fuerza a la mano de su mamá mientras la maestra del jardín de infantes lo saludaba con una dulce sonrisa. La voz de la maestra sonaba lejana y amable, pero para Geiju todo a su alrededor parecía difuminarse en un torbellino de miedo y ansiedad. Miró a su mamá en busca de apoyo, y al recibir una suave señal de ánimo, soltó un suspiro tembloroso y extendió tímidamente su manita hacia la maestra.

La maestra tomó su mano con delicadeza y lo condujo hacia el interior del jardín de infantes. Al entrar, el bullicio de los niños llenó sus oídos, y una mezcla de risas, conversaciones y el sonido de juguetes llenaba el aire. Geiju tragó saliva nervioso mientras observaba a los demás niños interactuar. Se sentía abrumado por la sensación de soledad en medio de tanta actividad.

La maestra le indicó que se uniera a los demás niños para jugar y hacer amigos, pero Geiju se sintió paralizado por el miedo. Caminó hacia una esquina apartada y se sentó, sintiéndose pequeño e invisible. Observaba a los demás niños reír y jugar, anhelando unirse a ellos pero sin saber cómo vencer el nudo en su garganta.

El sol de la tarde se filtraba a través de las ventanas del jardín de infantes, pintando el suelo con cálidos destellos dorados. Geiju se encontraba sentado en un rincón apartado, observando con timidez a los demás niños que reían y jugaban en el alegre caos del salón. De repente, una voz suave y amigable lo sacó de su ensimismamiento.

"¿Estás solo?"

Al levantar la mirada, se encontró con un niño de cabello azul y ojos del mismo color que lo miraba con curiosidad. Geiju asintió tímidamente, sintiendo el nudo en su garganta aflojarse un poco ante la presencia reconfortante del niño.

"Si enamoras a un pintor, vivirás en su arte"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora