SUEÑO A CITAS OSCURAS

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Fue un viernes muy caluroso, la luz se colaba entre los espacios de las cortinas, rebotaba por las paredes y el suelo brillaba tanto, que apenas podía abrir mis ojos. Mi piel estaba totalmente irritada, pasó de un pálido blanco a un estado rojo que me preocupaba bastante, la cita con el detective David Lince era ese día y realmente, el mareo me tenía en un estado patético, añoraba que la noche llegara.

Sin poder soportar más me fui a dormir toda la tarde, mi cuarto, en lo más profundo del sótano, aun en plena oscuridad dejaba pasar algunos ases esquivos entre la madera deplorada. Me fundí en mi cama, me enrede en mis sabanas y cerré mis ojos, para unirme a la velada de los estados oníricos.

Desperté en un lugar lleno de arboles, un bosque con un tétrico templar, pero aunque me iluminaba no me provocaba ningún daño. La luz ahora, era parte de mí. Camine entre claros y pasillos abultados de grandes troncos hasta encontrar una pequeña casa, de maderas claras, que de su interior emergía una magia oscura, que rebelaba el temor que tenia de mi condescendencia bestial. Aun con desconfianza mis piernas y mi mente, se inundaban de curiosidad por saber que era lo que escondía esa caja de pandora. Al entrar la sorpresa, más que atemorizante, fue un golpe de excitación.

Dos hombre estaban teniendo sexo con una mujer, ella gemía muy fuerte y ellos le daban con todo lo que tenían. Uno de ellos por la boca y otro por atrás, yo no decía nada, solo atine a mirar. Ella agarro las piernas del que la tenia sometida por la boca y comenzó a clavar sus garras en el, hasta hacerlo sangrar, pero extrañamente, el parecía disfrutarlo. El otro macho le daba de nalgadas tan fuerte, que podía sentir en mis oídos el retumbar de sus pieles. Pero el goce duro demasiado poco.

La mujer de un momento a otro muto en una criatura horrorosa, de alas en los brazos, hocico gigantesco y orejas imponentes, sus músculos cambiaron dotándola de espantosas garras y voluminosos brazos. Tomo a los dos y en segundos los descuartizo por completo, la sangre salto por doquier y la bestia intranquila con su masacre, se abalanzo fuertemente contra mí, en su destellar, comenzó a decir mi putrefacto nombre. Ana Vricolakas, era lo único que repetía su abominable boca.

Al despertar grite sintiendo que todo fue más que un simple sueño, aunque sabía en todo momento que no era real, las emociones y los sentidos estaban tan conectados que era imposible sentirse intimidada por mis ilusiones oníricas. Me levante, abrí la cortina y mire la luna, ya era de noche y la hora de la tertulia con el Sr. Lince se acercaba, debía prepararme.

El puerta sonó, era David, logre verlo por la ventana, vestía con un sombrero y ropas caras, predominaba el café oscuro y al parece se había arreglado el bigote, ese que tanto me encanta. Al abrir la puerta sus ojos pegaron un destello de asombro que pude ver en la expresión de su rostro. Vestía con mi inconfundible rojo, pero este era el vestido que ocupaba solo en ocasiones especiales, era tan abultado y ancho que apenas caía por la puerta de entrada, tenía un escote muy provocativo y un corsee que me delineaba la figura. Había llevado un carruaje hermoso, de maderas suaves y un formidable caballo, me moví a la parte trasera para subir, pero él me detuvo y me llevo a su lado, en las riendas.

Al rato llegamos al restaurant, era un finísimo lugar, nos sentamos y pedimos la cena, al parecer el estaba un poco presionado de tiempo. Poco a poco me di cuenta que más que una cita romántica, era solo una cita profesional, lo cual me decepciono completamente o eso pensaba yo.

- Estamos aquí – me dijo David – espero que la cena sea de tu agrado, detestaría tener que golpear al chef – sonrió y vió en mi rostro, su sonrisa reflejada.

- Entonces querido, que desea preguntarme acerca del estupefacto hombre que por desgracia, descendió al inframundo – le dije mientras limpiaba mi boca con la servilleta después de beber un poco de vino.

- Si por favor, cuénteme – atento, saco una libreta y un lápiz, mientras me hablaba - ¿Qué relación tiene con usted? ¿Se conocen hace mucho?

- A decir verdad lo conocí esa misma noche, el me invito unas cervezas y me conto más o menos de que trataba su vida, muy aburrida a decir verdad – David escribía todo lo que decía, mientras a ratos miraba mis pechos o mis oscuros ojos – así estuvimos un par de horas, hasta que cayó desvalido, bebió mucho, los guardias lo sacaron, les di unas monedas y me fui a mi hogar.

- ¿El quedo ahí tirado? ¿Por qué no lo ayudo?

- Me resulto inútil tratar de ayudarlo, esa es su vida, beber, no quería intervenir en su destino, tal vez de haberlo ayudado estaría muerta – el detective se sorprendió de mi sobriedad al decir las cosas, lo notaba en cómo me miraba y en como escribía sin cesar, al parecer, no lo había convencido del todo.

- Bueno, creo que con esa información es suficiente, mañana con mi colega el señor Forstrange iremos a corroborar sus palabras a el Tamborín Danzante y aprovecharemos de investigar un poco más a fondo el lugar – dijo mientras el mozo ponía los platos sobre la mesa.

- ¿No confía en mí? – le dije con una sonrisa en la cara.

- Por supuesto que si Condesa, pero solo hago mi trabajo, tratare de alejarla del caso lo más posible, para que no tenga más problemas – anuncio mientras los dos nos preparábamos para comer.

- Es muy amable de su parte Detective – me interrumpió.

- Llámame David, se lo suplico Condesa, me insulta al llamarme por mi profesión en una cena como esta – siempre hablaba con un lleno de alegría.

- Es muy amable de su parte David, pero realmente, me gustaría estar informada del caso – era mejor tener amigos dentro de mis presas, para ver como hallar la forma de culpar a alguien más – me parece totalmente excitante su profesión y así, podríamos vernos y cenar un par de veces más.

- Me parece de lo mejor Condesa, espero que el Conde no se moleste – su risa pecaminosa, desato en mi los mas perturbadores pensamientos.

- No lo creo, está muy lejos para enterarse – demasiado lejos a decir verdad.

- Es mejor que terminemos de comer, se está enfriando.

Aparte de esa pequeña conversación, lo demás de la noche, solo fueron risas y más risas. Me conto muchas de sus anécdotas en Londres y de lo divertido y cómico que puedes ser la profesión de detective. Una de las anécdotas más divertidas de esa noche, fue cuando capturaron a un hombre que en contadas ocasiones había violado a una vaca, pensado que era su mujer, obviamente estaba totalmente desquiciado, pero lo cómico era ver a la esposa del hombre, que era realmente mórbida y que tenía un gran parecido al animal. Finalmente el hombre fue enjuiciado y llevado al Sanatorio Mental de Trunshdell, el cual es famoso por tratar los más extraños y sorprendentes casos.

Finalmente, como todo un caballero me llevo a mi casa. Pero simplemente nunca me espere los hechos sangrientos que ocurrirían después, esa misma noche.

Adelanto del siguiente capítulo:

La Condesa se encontrara con uno de sus peores enemigos, mientras que David descubre algo horroroso. Benjamín Forstrange y la Condesa sufren un encuentro, en un hecho en el que todos correrán peligro. La batalla por la sangre, está por comenzar.

Comenta, sígueme y léeme, te lo agradeceré eternamente.

Gracias por leer.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2015 ⏰

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