El chico de los discos

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Me encontraba caminando por la calle, dejándome llevar por la suave caricia de la brisa en mi rostro. De repente, percibí los delicados sonidos de un pequeño gato. Era un felino diminuto, con ojos azules y un pelaje extraordinariamente blanco y suave. Curiosamente, detrás de él, se erguía una encantadora tienda de discos. No tenía intención de comprar nada, pero atraída por la atracción de la música y la magia de los vinilos, parecía como si el destino guiara mis pasos.

Mi pasos resonaban en el suelo de madera mientras me dirigía directamente hacia la sección de Lana del Rey. Entre todos los discos, mis ojos se fijaron en la edición limitada de «Honeymoon», una edición que siempre se agotaba. La emoción llenó mi pecho, pero al revisar el precio, la realidad me golpeó.

En el preciso momento en que estaba a punto de dejarlo en el estante, una mano se posó con firmeza sobre el disco. Al dirigir mi mirada, me encontré con unos ojos color café que me observaban con curiosidad.
—Están en descuento —dijo el chico, señalando hacia la caja registradora.
—¿Lo quieres? —preguntó con una sonrisa cálida.

Mis ojos brillaron de sorpresa y gratitud. Asentí rápidamente, y juntos nos dirigimos a la caja registradora. Mientras realizaba el pago, percibí a otra persona formándose en la fila detrás de mí. Le entregué el dinero al chico de la tienda, rozando ligeramente sus dedos.
—Tienes buen gusto —comentó, entregándome el cambio.
—Gracias, hasta luego —respondí, guardando mi cartera.

Al salir, escuché la voz del hombre que estaba detrás de mí, reclamando al chico por el supuesto descuento. —¡Jake! —le gritó el hombre. Fue así como me enteré del nombre de aquel chico.
Jake le explicó la situación con calma y me guiñó un ojo antes de salir de la tienda.

Mientras salía de la tienda, noté que Jake trataba de resolver el malentendido sobre el descuento. Por un momento dudé de la conexión instantánea que había sentido con él. Ese sentimiento, me llevó a regresar a la tienda.

Con una sonrisa, me acerqué a Jake, quien estaba en medio de una conversación con el hombre molesto. —Disculpe, señor —dije, amablemente.
—El descuento de este disco terminó ayer, pero le pedí que me lo guardara porque no podía acercarme a por ello —expliqué con una sonrisa.
Después de unos minutos, el malentendido se aclaró, y Jake y yo intercambiamos una mirada de cómplice.

Noté que la tienda estaba a punto de cerrar y decidí ofrecer mi ayuda para organizar y cerrar el local. Jake aceptó con gratitud, y me puse a ordenar los vinilos mientras que él cerraba la caja registradora. —Gracias por echarme una mano —expresó, dedicándome una sonrisa.
—No hay de qué, además, me hiciste un descuento —añadí tímidamente.

Después de cerrar la tienda, Jake y yo nos encontramos parados en la entrada, bajo la tenue luz de las farolas que marcaban el final de una jornada. La conexión que se había formado entre nosotros parecía vibrar en el aire, y ambos compartimos una sonrisa.

—Fue un placer cerrar la tienda contigo —comentó Jake.

Asentí, aún sintiendo la energía positiva que fluía entre nosotros. —La próxima vez que pases por aquí, podríamos ir a ver más tiendas de discos juntos. ¿Qué opinas? —añadió Jake.

Afirmé con entusiasmo, y en ese momento, sentí que algo especial estaba tomando forma entre nosotros. —Hasta mañana, Jake —dije con una sonrisa.

—Hasta mañana, chica de los vinilos —respondió Jake, con una sonrisa cálida.

Comencé a caminar, notando su presencia detrás mío. —¡Que sepas que me llamo Lily! —grité con timidez.

—¡Encantado Lily! —contestó Jake, elevando la voz.

Mientras caminaba hacia mi casa, la melodía de la música y la risa compartida persistían en mi mente. No pude evitar sonreír ante la idea de lo que el destino tenía reservado para Jake y para mí. La conexión innegable que experimentamos en la tienda de discos, parecía ser solo el preludio de una hermosa sinfonía que se desarrollaría en los días venideros.

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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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Con cariño, Jake.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora