Prologo

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Un niño besado por el sol se topa con un callejón sin salida con una pared muchas veces más alta que él. El nombre del niño es Naruto Uzumaki Namikaze, el llamado "demonio" de la aldea porque posee el alma del Kyuubi, un monstruo terrible que atacó la aldea de Konaha el día en que nació y el alma fue sellada por él. padre, Minato Namikaze, el cuarto Hokage y líder de la aldea. Sabía que su padre lo odiaba y el resto de su familia también. Su madre, Kushina Uzumaki Namikaze, acordó con su padre que lo abandonara porque creía que se había convertido en el demonio que tenía dentro de él.

El hermano gemelo más joven de Naruto, Menma, y ​​su hermana gemela más joven, Mito, tenían cada uno el 50% del yokai del Kyuubi y ambos fueron tratados como héroes por ello. Naruto nunca sintió amor en su vida, nunca le sonrió de verdad a nadie o alguien le sonrió. Nunca sintió alegría por nada, incluida su propia vida. Toda su vida fue odiado, golpeado, torturado, fulminado con la mirada, por algo sobre lo que no tenía control. Nunca pidió ser un Jinchuriki, ni pidió ser odiado.

Pero incluso a pesar de todo esto, mantiene la fachada de querer proteger el pueblo. Sonrió a los que lo miraban, sabiendo que cada mirada generaba odio hacia los aldeanos y la familia. Especialmente su familia. Lo echaron a un lado como basura y no lo piensen dos veces. Sus padres maldiciendo su nombre a pesar de que fueron las personas que lo hicieron.

Ahora estaba a punto de sufrir otra golpiza por parte de los civiles y ninjas de la aldea, todo por el actuar de su padre.

-He encontrado al demonio!- gritó uno de los aldeanos, en lo que el grupo alcanzaba al niño -Este es el destino que te mereces!- otro de los idiotas habria dicho... Comenzando asi un dia normal en la vida de Naruto Uzumaki.

Esta paliza parecía tener más personas, lo que significaba más del dolor que tuvo que sufrir. Se enfureció al recibir su castigo injusto. El dolor que recibió no fue medido. Un niño de seis años no debería pasar por esto. Nadie debería. La forma en que lo trataron no le hizo ningún favor. Su familia abandonó por algo que hicieron, los aldeanos odiaron por su ignorancia.

Todo estaba en su contra en este mundo y él lo sabía. Aprendió a una edad temprana que vivía solo y solo para él, a pesar de que escondió sus sentimientos detrás de la sonrisa que tanto odia. Vivió bajo un lema que él mismo hizo y nunca le dijo a nadie. Al menos, aquello iba a ser su lema hasta la llegada de alguien que cambiara el rumbo de su vida.

Un peculiar hombre, altura ligeramente más alto de lo promedio, vestido con vestimentas más modernas, un pantalon largo asi con una chaqueta con capucha que ocultaba gran parte de su cabeza... Lo más curioso era el hecho que estaba completamente vendado, de pies a cabeza, pasando por sus piernas, torso, brazos y manos, hasta llegar a su cabeza y lo unico que dejaba ver que habia algo de humanidad era el hecho de que su mirada, una mirada con justamente los mismos ojos con pupilas azul zafiro intensos pero sin brillo. 

Aquel hombre iba con las manos en los bolsillos de su chaqueta, estaba caminando mirando al suelo, parecia como si cargase con algo sentimental y/o espiritualmente. Era extraño, en Konoha lo que más abundaba era el orgullo, mirar hacia delante y decir que eras de Konoha y del pais del fuego era un tremendo orgullo. La madre patria que dio a luz al clan Senju, Uchiha, Inuzuka, Nara, Akimichi, Aburame, entre otras clanes menores que nunca tuvieron mucho renombre... Y sin embargo este hombre iba como si se apenase de algo.

-Oigan! Ese de ahi parece una momia jaja!- Dijo uno de los civiles al exterior del grupo que estaba apalizando al niño que aún se mantenia despierto y consciente. -Ven aqui, estamos poniendo fin al demonio!- Eso llamo la atencion del hombre que levanto la mirada finalmente, serio, firme e impacible. Camino hacia el grupo y se le entrego un kunai y se le guio hacia el niño.

Maldita SalvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora