Parte 1

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La noche tan acogedora como ninguna y todas a la vez, la música tan sueva en su vaivén y el licor que curaría un corazón herido. Así era la noche de aquel pobre joven, que a pesar de su corta edad, ya se encontraba perdido en una mirada azul como la noche y en el cabello negro de unos labios rojos. 

 La vida a golpes nos enseñara a confiar y desconfiar. No podemos confiar en nadie, eso era lo que había aprendido, pero tampoco se puede ver la crueldad con ojos de amor, peor aun si tu alma y corazón dicen bajarle la luna y las estrellas a aquella sonrisa de plata por la que podrías matar a tu peor enemigo. 

El joven de ojos tristes tan solo llevaba su atención al vaso, el cual la bebida mantenía un constante balanceo gracias a los movimientos generados de forma inconsciente por el mal de amar. En algún momento, no sabría decir cuando, el aroma a rosas saco al chico de su mente, haciendo que al levantar la mirada en busca de aquel aroma se encontrara con una joven de cabellos oscuros, no tanto como la noche, pero teñidos en un vino tinto. Tal vez será rojo y por la falta de luz se observa tan oscuro?, se pregunto el azabache, pero aquella mujer con tan solo un leve giro a encontrar sus miradas hizo que lo desviara. Que podría ser tan fuerte como temer a encontrar unos ojos desconocidos?

Que color será esa mirada nueva?, ¿Serán azules igual a los de su amada?, ¿Tal vez verdes?, ¿O podrán ser nada especial y tan solo es pura curiosidad?, después de todo, su bebida estaba en el punto donde cualquier figura femenina lo podría impresionar más de lo habitual, pero eso no sucedería, ya que su ser completo se encontraba con la joven que no lo apreciaba en verdad, aquella que tan solo jugaría con su corazón y  lo lastimaría una y otra vez sin parar.

Por curiosidad, observo a la joven de reojo. Para su sorpresa se encontró con unos ojos maquillados en tonos marrones y rojos, sombreado con brillos y una sonrisa extremadamente brillante, definitivamente la joven de su lado era el centro de atención a su alrededor.

 Pudo observar que su cabello era largo y rizado, el perfil de su rostro era prácticamente perfecto, su cabello era tinto al igual que la copa encargada y cada accesorio combinaba a la perfección con cada pequeño detalle. ¿Sera posible que e muerto y estoy en presencia de un ángel?, se pregunto por un momento. Rápidamente agito su cabeza un par de veces quitando ideas sin sentido de él, pero cuando tuvo el descaro de volver a observarla, se encontró con unos ojos violeta, unos que recordaban cierta parte de su vida, a una persona en especial que había acabado con todo en lo que él y sus amigos creían. La chica tan solo sonrío de manera tranquila y su mirada fue directo a su copa.

- Hay algo en lo que pueda ayudarlo joven?  

Pregunto en un tono amable y gentil. - Hasta donde se me presta memoria, usted y yo no nos conocemos si esa es su duda.

El chico quedo sin palabras durante un muy corto periodo de tiempo, no sabría que responder hasta que la misma joven lo observo en busca de una respuesta.

- Ah, me disculpo. Me recordó mucho a una vieja amiga, eso es todo.

 Respondió tratando de salir inmune de aquella extraña situación. 

- Ya veo...

La chica volvió su mirada a su copa y bebió de ella, el contrario por su parte, volvió su atención a su vaso para observar de nuevo el balaceo de su licor. Tal vez valdría la pena ir a ver a su amada antes de ir a trabajar aquella noche tan fría, pensó un momento, pero sería inútil ya que hacía días que no respondía sus mensajes.

-Usted es Takashi Mitsuya. Lider de la segunda división de la ex Tokyo Manji y actual miembro de la mafia italiana en Roma... verdad?

El chico observo a la joven atónito. Al verla, la pudo observar con una sonrisa, la misma que había visto hace años atrás cuando su pandilla fue vencida y absorbida por Tenjiku, pero no era posible, ya que quien les había sonreído de una forma tan siniestra había sido Izana Kurokawa.

- Es normal que una señorita como usted, tenga ese tipo de información?

Pregunto luego de componer su postura, aquellas palabras sobre su identidad lo habían tomado por sorpresa. 

- Lo es.. más de lo que usted cree. 

Al finalizar, chica se levanto de su asiento y empezó a caminar en dirección a la salida del lugar. El joven hizo lo mismo tras pocos segundos de verla irse, necesitaría respuestas, ya que no era bueno que una persona supiera tanto de él. La siguió hasta fuera del establecimiento, y fuera se encontró con la chica de espaldas hablando con un hombre. 

 Al querer acercarse más, el mismo sujeto con el que se encontraba hablando se interpuso en su camino hasta ella, sorprendiendo al peli negro con la presencia de Izana Kurokawa.

Que estaba pasando?, Que hacía aquella desconocida con el jefe?, y como había logrado saber tanto de mi en tan poco tiempo? Esas eran las preguntas que retumbaban en la cabeza del joven tras no encontrar respuestas a ninguna de ellas.

Antes de seguir con sus ideas, Mitsuya se inclino levemente en una reverencia a su superior y saludo como era debido. Pero al hacerlo, recibió un golpe por la espalda haciéndolo caer al piso, para terminar con la confusión, quien lo había golpeado era Keisuke Baji, uno de sus mejores amigos. Ambos se observaron un momento, Mitsuya no entendía nada, porque había sido golpeado si no había tenido errores desde hacía años. Al momento de querer levantarse, recibió nuevamente un golpe, esta vez fue una patada golpeando su rostro, esta vez había sido Izana quien lo golpeo para luego agacharse y agarrarlo del pelo, así, obligando a ver a la joven de cabellos tinto.

- No te enseñaron a saludar a tus superiores?

Pregunto el peli blanco en un tono de burlas.  

My Sweet LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora