Único

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La tarde es tranquila en Yokohama. Por las afueras solamente se escucha la brisa recorriendo y las hojas bailando entre ecos; dentro del hotel está el personal, que no lograba escuchar. Su presencia es muy poco notable, rozando lo invisible. Si el objetivo es no molestar a los que duermen, lo estaban haciendo genial.

Quizás es el único al que no le servía mucho el silencio. Estando allí despierto, en su habitación compartida, acostado mirando al techo; inmerso en sus pensamientos esperando a que el tiempo pase más rápido, aunque no le esté resultando.

Ya había analizado cada rincón de la habitación. El techo, el baño, hasta su propia cama. Las horas no pasaban y el aburrimiento se agrandaba. Debió haber arrastrado a Dida cuando tuvo la oportunidad, lo estaba pagando caro, la falta de compañía estaba afectándole.

Miró la cama que del otro lado del cuarto "Xará -pensaba- ¿Estás despierto?" los duraderos segundos observando la inmóvil espalda de su compañero en silencio fueron suficientes para brindarle una repuesta.

No importa. ¿Quién lo necesita? Podía enfrentar esta solitaria, melancólica y vacía situación por su cuenta. Las voces de su cabeza y él son suficiente. No necesitaba a alguien tan comprensivo, carismático, alegre y divertido como él para hablar de la vida, contar anécdotas y sentir compañía de calidad para pasar el tiempo.

La verdad no le hacía sentir mejor pensarlo de esa manera.

Mejor fijarse en otras cosas, como los pasillos, que parecían abandonados por el silencio que había allá; o las puertas, que tras ellas no habían ningún alma despierta; o el hotel, que se sentía desierto. Nazario sentía estar solo en el mundo ahora mismo. Realmente esto no está funcionando.

Miró a la ventana por un momento; los deslumbrantes rayos de sol atravesaban los pulcros cristales. Analizando la intensidad de su brillo, no parecía tarde aún. ¿Tan lento pasaba el tiempo hoy? Suspiró, y volvió a recostarse.

Entrecerró los ojos y solamente se dedicó a pensar en la final. En cómo podría alistarse, imaginar futuros escenarios, y haciéndose preguntas importantes, tales como si podrá anotar un gol en la final.

No lo ha pensado mucho, la verdad. Tal vez porque se trata de algo demasiado difícil. Mas, en caso de que lo hiciera, ¿A quién se lo dedicaría? Hay varias personas para hacerlo, pero tendría que ser alguien muy especial. Pasando de una incógnita a otra: ¿Quién podría ser ese alguien especial?

Escuchó a alguien aclarar su garganta──. ¿Ya nos vamos? ──Palabras que lo sacaron de sus cavilaciones, y al mirar, notaba a su compañero de habitación, Ronaldinho.

Recién había despertado; no estaba mirándolo, su vista estaba perdida en la nada. Masajeaba sus ojos levemente intentando volver a la realidad.

──Para nada. Ni siquiera es tarde todavía.

──Qué suerte, porque no tenía ganas de levantarme ──expresó, para después soltar un bostezo──. Como sea, ¿Tú que haces despierto?

──No quiero dormir aún.

Inclinó la cabeza levemente. ──Bueno, yo que tú lo haría. Así estás al 100% para la final.

──El sol ni se ha ocultado todavía. Hay tiempo, no te preocupes por mí.

──Si tú lo dices... ──decía, estirándose un poco──. Está bien, nos vemos más tarde -Se recostó, volvió a cubrirse con la sábanas y se acomodó.

──¿Qué? ¿Vas a volver a dormir? ──Preguntaba por lo bajo.

──Sí, ni modo ──respondió, con los ojos ya cerrados y sin moverse un centímetro──. A mí si me gustaría estar bien para la final ──Con un último comentario que seguro iba para él.

Dulces sueños『Nazario, Ronaldinho』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora