Prólogo

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Una tormenta arrasaba con toda la ciudad de Liverpool, brillantes relámpagos deslumbran la oscura noche por momentos sobre la ciudad Inglesa, corría el año 1969, las gotas amenazaban con arrasar cada casa si no fuese por los tejados que cubrían las cabezas de los ciudadanos, en una casa en específico vivía una pareja de casados que libraban una gran batalla puesto que la mujer estaba en labor de parto, su señor esposo había traído con el una partera para que los ayudase a traer al mundo al descendiente de ambos, esto comenzó más o menos a las 5 de la tarde del día anterior, donde han transcurrido 11 horas desde eso, esto se debía a varias complicaciones tales como si la señora no tenía suficiente agua en su sistema o si se le subía la presión arterial tal alto que podía superar aquella tormenta, el tiempo de parto ya se había prolongado bastante y eso le causo ciertos miedos y temores a la pareja pero la partera les explico que es lo normal en el primer embarazo de una mujer, esto causo que los temores del matrimonio disminuyeran, ya eran las 4:37 de la madrugada, el 20 de junio para ser exactos, después de que la dama tuviera dolores y cansancio por estar empujando, finalmente su cuerpo libero al pequeño de su bebe de su vientre, entre llanto la partera lo recogió y lo enrollo en una toalla para entregarlo a sus padre. Estos lo tomaron en sus brazos y lo acunaron en ellos observando con cariño al nuevo miembro de su familia.

9 de junio de 1987, Liverpool, Inglaterra. Han pasado 18 años desde suceso y el pequeño crio que nació aquel día ahora era un joven prometedor, con el tiempo y los entrenamientos que le dio su padre a partir de los 8 años había conseguido algo de musculo, no tanto como para andar presumiendo su gran físico, pero si lo necesario como para estar en buena forma, actualmente eran las 7:00 de la noche y volvía de andar corriendo por Princess Park, era necesario para desestresar la mente y mantenerse un tiempo alejado de su estricto padre.

(Pov )

Otra vuelta alrededor de Gower St, necesitaba algo de aire fresco de haber estado encerrado, eso fue lo que realmente dijo mi padre, puesto que llevaba todo el día jugando en la NES o leer alguna novela policial, como lo era La Casa Torcida, esto ya que no había ido a trabajar ese día y no tenía algún pendiente en la escuela, a mamá no pareció importarle, pero a mi progenitor si y demasiado, verán mi padre es asiático, Japonés para ser más exactos, y son personas con un gran sentido del honor y todo eso, y son muy apegados a las reglas. Mi madre por otro lado es británica y es más liberal de lo que era mi padre, es bueno que tengas alguien que te supervise, pero también que te den libertad de hacer lo que te gusta, obviamente dentro de lo legal y bueno claro.

Dejemos de lado la vida de mis padres y volvamos conmigo, mientras andaba pensaba si podría llegar a ser detective, como los de las historias, enfrentarse a los chicos malos, resolver misterios y quién sabe, quizás quedarme con la chica, mientras divagaba en mis pensamientos, no note cuando choque con un grupo de personas que estaban paradas frente el Royal Albert Dock.

Como dice la gente, "La Curiosidad Mato al Gato" y en este caso yo fui el gato, con leves empujones logré abrirme entre la multitud para llegar a estar cerca de la primera fila y ahí fue donde lo vi: un par de hombres en posición de combate, uno vestía un Keigoki (un traje lucha de Karate) blanco con un par de cintas, uno negro en la cintura y otro rojo en su frente, además, no usa zapatos.
El otro luchador era rubio a diferencia del pelinegro y no portaba camisa alguna mostrando sus rígidos músculos a todo el mundo, realizando diferentes poses para hacerlos flexionar y aumentar su tamaño o su dureza, puede que intente compensar algo, usaba unos pantalones de mezclilla con una gran llama decorada en una de sus piernas, sin olvidar mencionar que usaba unos guantes grises.

Había una clara diferencia de estaturas de por lo menos 10 cm, ¡le sacaba tan siquiera una cabeza! Ya sabía por quién había apostado la gente, y no era para menos, era bien sabido que las noches pueden ofrecer todo tipo de espectáculo, desde gente bailando y haciendo acrobacias hasta Luchadores Callejeros como estos, eso si que era emoción, incluso yo me he planteado la idea de combatir en algún momento, pero no necesariamente con un tipo así de grande sería una locura si es que siquiera aguantara uno de sus golpes.

Street Fighter: A New Challenger Donde viven las historias. Descúbrelo ahora