Tarde Fabricio

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- Tarde Fabricio - dijo con la tonada que le caracterizaba. Reí entre dientes.

- Vos sos demasiado puntual, estás en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires... - espeté.

- A mí me enseñaron así, y no voy a cambiar - comentó mientras daba un sorbo a un vaso mínimo que contenía jugo de naranja.

Ese día estaba radiante, tanto que me hizo pensar en un montón de cosas.
Mi novia, mi compañera que tanto había luchado por cambiar para sentirse ella misma, ya estaba casi en el final del camino. Uno que hacía tres años empezamos a recorrer juntos. Los dos sabíamos que había tenido que tomar muchas decisiones a lo largo del mismo, y costó, pero acá estamos.
Me sentía feliz y esbocé una sonrisa, gesto muy simple en comparación con lo que me pasaba. Me acomodé frente a ella y noté su expresión incrédula.

- ¿Y esa cara de feliz cumpleaños? - preguntó - ¿Me perdí de algo?

- No - dije - Bueno, sí... mi vieja llamó...

- ¿Tu mamá? ¿Y qué dijo? - como vio que me ponía serio bromeó diciendo de forma teatral: Además de maldecirme cuan bruja por llevarme a su hijo de casa, como de costumbre.

- No, no, aunque suene raro, aparte de eso, llamó para desearnos suerte. Dijo que cualquier cosa contaras... que contáramos con ella.

El nerviosismo se reflejó por un momento en su cara, pero se alegró. Estaba por decirme algo cuando interrumpió la mesera. Pedí un café con leche y media docena de medialunas, había estado hasta altas horas de la madrugada preparando un trabajo para la facu y no había comido nada desde la cena. Ella pidió otro café.

- Bueno, en fin, decile que gracias - dijo - Igual, es una cirugía muy común, hoy en día muchas se hacen el busto... No va a pasar nada, pasa que vos te preocupas mucho.

- Sí ya sé, pero una operación es una operación - dije con seriedad - Pero tenés razón, tenemos que pensar en positivo.

- Todo va a salir bien mi amor, vas a ver - sonrió ampliamente - ¿No ves lo contenta que estoy? Nada me va a arruinar este momento.

- Sí, y me encanta verte así pero pienso... - hice una pausa porque no sabía cómo sacar el tema. Tampoco estaba seguro de querer hacerlo. Muchas veces habíamos charlado sobre la operación de reasignación de sexo. Yo sabía que era un proceso largo y tenía sus dudas, y fuese cual fuese la decisión estaría ahí para acompañarla. Yo no necesitaba más que su presencia en mi vida, y la quería así, bien y plena.

Estuvo por decir algo pero la mesera interrumpió nuevamente depositando nuestro desayuno en la mesa. No eran necesarías las palabras, su cara me lo decía todo. No era ni el lugar ni el momento y entendí enseguida. Había tiempo, mucho.

- ¿Conseguiste lo que querías comprar? - le pregunté, cambiando de tema.

- Sí, por suerte la chica me mostró lo mejor que tenía y encima me hizo precio - me señaló varias bolsas y continuó - compré de varios tamaños, por las dudas. Además hay algo que tintresar, estuve mirando qué me voy a comprar más adelante, algo más sexy, ya sabés.

Levantó una ceja y me miró con picardía, dandole un sorbo a su café.

- Bueno, espero que me sorprendas - dije, descaradamente (según mi punto de vista).

- No tan interesante que otras que te has llevado.

Sentí la sangre acumulada en mis mejillas, y mi cara habrá sido un poema.

- Fabri seguís siendo tan tímido... - miró su taza ahora seria - no sé, a pesar de todo últimamente estoy media nostálgica.

- Por qué, en qué pensás?

- Cosas, recuerdos, algunos lindos otros no tanto - bajo la cabeza hasta que los mechones castaños le taparon el rostro.

- Ey, no te tirés abajo porque sabes que yo me caigo con vos. Nos queremos y es lo que importa, lo demás son cosas del pasado - me acerqué y le corrí el pelo para besarle la frente.

- Sí, perdoname, sabes que a veces me agarra y no lo puedo evitar - dijo.

- A mi también me agarra, pero no me pongo a dieta, más te vale que comas algo.

Se rio levantando la cara finalemente y mi corazón rebalsó de amor, sólo quería abrazarla, estrecharla por siempre y para siempre. Como si me leyera la mente me miró a los ojos intensamente, queriendo aprehender todo el amor.

Nota: es un relato muy breve (y muy simple), que empecé como una novela en el 2013 y no sé si antes. Me gustaría guardar un registro de las veces que lo reescribí, que fueron muchas, pero eso también muestra el afecto por estos personajes que nunca me saqué de la cabeza. Un abrazo.
15/05/16

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