1. El primer encuentro

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-𝘊𝘢𝘥𝘢 𝘤𝘪𝘦𝘳𝘵𝘰 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘱𝘰 𝘶𝘯 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢 𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰́𝘯 𝘥𝘦𝘣𝘦𝘳𝘢́ 𝘦𝘭𝘦𝘨𝘪𝘳 𝘢 𝘴𝘶 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘯̃𝘦𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘷𝘪𝘥𝘢, 𝘴𝘦 𝘥𝘪𝘤𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰́𝘯 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢 𝘤𝘪𝘦𝘳𝘵𝘢𝘴 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥𝘦𝘴 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘤𝘪́𝘧𝘪𝘤𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘰𝘯; 𝘤𝘳𝘦𝘢𝘵𝘪𝘷𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘭𝘦𝘢𝘭𝘵𝘢𝘥, 𝘱𝘳𝘰𝘵𝘦𝘤𝘵𝘰𝘳, 𝘨𝘦𝘯𝘦𝘳𝘰𝘴𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘢𝘮𝘢𝘣𝘪𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘢 𝘴𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘭𝘪́𝘥𝘦𝘳 𝘯𝘢𝘵𝘰. – 𝘚𝘶𝘴𝘱𝘪𝘳𝘰 𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘣𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘩𝘪𝘤𝘪𝘦𝘳𝘢𝘯 𝘤𝘰𝘯𝘤𝘪𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘮𝘦𝘮𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘪𝘯𝘧𝘢𝘯𝘵𝘪𝘭 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘩𝘪𝘫𝘰 – 𝘮𝘪 𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘰 𝘴𝘪 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘴𝘦𝘳 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘯̃𝘦𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢 𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢𝘴 𝘵𝘦𝘯𝘥𝘳𝘢́𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘦𝘳 𝘥𝘪𝘨𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘭𝘭𝘰𝘴.

- ¿𝘋𝘦 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘰 𝘮𝘢𝘮𝘢́? – 𝘱𝘳𝘦𝘨𝘶𝘯𝘵𝘰 𝘦𝘮𝘰𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘥𝘰

𝘚𝘶 𝘮𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘭𝘦 𝘳𝘦𝘨𝘢𝘭𝘰 𝘶𝘯𝘢 𝘴𝘶𝘢𝘷𝘦 𝘴𝘰𝘯𝘳𝘪𝘴𝘢 – 𝘋𝘦 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥 𝘮𝘪 𝘯𝘪𝘯̃𝘰 – 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘰𝘯𝘥𝘪𝘰́ 𝘴𝘶 𝘮𝘢𝘥𝘳𝘦 – 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘳𝘦𝘤𝘶𝘦𝘳𝘥𝘢 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘨𝘳𝘢𝘯 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘰𝘯𝘴𝘢𝘣𝘪𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘢𝘣𝘦𝘴 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘢𝘴 𝘮𝘢𝘭𝘢𝘴 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢𝘴 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘪𝘨𝘶𝘦𝘯 𝘢 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘺 𝘦𝘭𝘭𝘰𝘴 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘷𝘪𝘦𝘯𝘦𝘯 𝘤𝘢𝘥𝘢 𝘤𝘪𝘦𝘳𝘵𝘰 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘱𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘤𝘰𝘨𝘦𝘳 𝘢 𝘴𝘶 𝘧𝘶𝘵𝘶𝘳𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘯̃𝘦𝘳𝘰.

- 𝘓𝘰 𝘦𝘯𝘵𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰, 𝘮𝘢𝘮𝘢́ - 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘰𝘯𝘥𝘪𝘰́ 𝘦𝘭 𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘰 - 𝘗𝘳𝘰𝘮𝘦𝘵𝘰 𝘱𝘳𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘳𝘮𝘦 𝘭𝘰 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘢 𝘺 𝘴𝘦𝘳 𝘥𝘪𝘨𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘴𝘦𝘳 𝘦𝘭𝘦𝘨𝘪𝘥𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘶𝘯 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰́𝘯. 𝘗𝘳𝘰𝘵𝘦𝘨𝘦𝘳𝘦́ 𝘢 𝘮𝘪 𝘧𝘶𝘵𝘶𝘳𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘯̃𝘦𝘳𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘵𝘰𝘥𝘢𝘴 𝘮𝘪𝘴 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘻𝘢𝘴 𝘺 𝘮𝘦 𝘦𝘴𝘧𝘰𝘳𝘻𝘢𝘳𝘦́ 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘦𝘳 𝘭𝘢 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘪𝘰́𝘯 𝘥𝘦 𝘮𝘪́ 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘰 – 𝘢𝘨𝘳𝘦𝘨𝘰 𝘦𝘭 𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘶𝘯 𝘣𝘳𝘪𝘭𝘭𝘰 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘦𝘯 𝘴𝘶𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 𝘺 𝘭𝘦𝘷𝘢𝘯𝘵𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘶𝘯 𝘱𝘶𝘯̃𝘰.

- 𝘌𝘴𝘰 𝘦𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘰 𝘱𝘦𝘥𝘪𝘳𝘵𝘦, 𝘮𝘪 𝘲𝘶𝘦𝘳𝘪𝘥𝘰. 𝘙𝘦𝘤𝘶𝘦𝘳𝘥𝘢 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘪𝘳 𝘵𝘶 𝘤𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰́𝘯 𝘺 𝘢𝘤𝘵𝘶𝘢𝘳 𝘤𝘰𝘯 𝘣𝘰𝘯𝘥𝘢𝘥 𝘺 𝘷𝘢𝘭𝘦𝘯𝘵𝘪́𝘢. 𝘚𝘪 𝘭𝘰 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘴, 𝘴𝘦́ 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘷𝘦𝘳𝘵𝘪𝘳𝘢́𝘴 𝘦𝘯 𝘶𝘯 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘯̃𝘦𝘳𝘰 𝘪𝘯𝘤𝘳𝘦𝘪́𝘣𝘭𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘶𝘯 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰́𝘯.

Despertó por el ruido del fuerte viento y la tormenta que azotaba en la oscura noche, tomo su reloj notando que aún era de madrugada.

Decidió pararse a beber algo de agua, fue a la pequeña cocina que tenía, la antigua conversación con su madre lo tenía pensando

- "Ha pasado mucho tiempo, madre" – respondió para sí mismo – "Te extraño tanto" – sollozo, limpiándose con una mano la lagrima traicionera que recorría su mejilla.

El eco de sus pensamientos resonaba en la tranquila oscuridad de la noche mientras el viento continuaba azotando el exterior de su hogar. Se sentía abrumado por la nostalgia de los recuerdos de su madre y la conversación que habían tenido sobre los dragones hacia tantos años. ¿Por qué lo recordaba todo ahora?, ¿A caso el cruel destino le quería jugar una broma?

Tomo asiento en la pequeña mesa, dejo que sus emociones aun salieran a flote y lloró, lloró aprovechando la tormenta que parecía como si estuviera compartiendo su dolor. Cada lágrima que caía parecía llevar consigo un recuerdo de su madre, un recuerdo de tiempos más felices cuando ella estaba a su lado, guiándolo y dándole fuerzas para enfrentar los desafíos de la vida. Y con eso se quedó dormido sin darse cuenta.

La mañana finalmente llego y parecía que la tormenta finalmente había cesado, se escuchaban el canto de las aves, despertó con ese sonido y con un terrible dolor en sus articulaciones pues se quedó dormido en la silla de la mesa, decidió que era mejor comenzar el día. Así que preparo su desayuno y luego salió de su cabaña.

El joven vivía lejos del pueblo, en una cabaña en lo profundo del bosque, donde había un riachuelo y la naturaleza reinaba en su esplendor. Mientras caminaba por el sendero que llevaba hacia un claro, respiraba el aire fresco y se maravillaba ante la belleza del bosque que lo rodeaba. Realmente amaba este lugar, pero se sentía tan solo.

Al llegar al claro en una esquina, cerca de una enorme roca había una lápida que era más representativa pues realmente no había nadie enterrado ahí.

El joven se sentó junto a la lápida, dejando que sus palabras fluyeran libremente en la tranquilidad del claro. La brisa susurraba entre los árboles, como si estuviera escuchando atentamente su confesión.

- ¿Sabes, mamá? - comenzó, su voz cargada de emoción. - Hoy soñé contigo, sobre el día en que me contaste sobre los dragones cambia formas y cómo quería ser elegido por ellos. Pero ahora... ahora me pregunto cómo puedo siquiera considerar la posibilidad de ser compañero de un dragón. Ellos fueron los que te arrebataron cruelmente de mi lado.

Una pausa se apoderó de él mientras las emociones amenazaban con abrumarlo. Se permitió sentir el dolor, la ira y la confusión que lo consumían.

- Prefiero estar solo - continuó, con un tono más sombrío. - Por eso decidí huir del pueblo y adentrarme en este bosque. Pero a veces me pregunto si estoy huyendo de mi destino, si estoy renunciando a una oportunidad de encontrar un propósito más grande.

- Quisiera odiarlos, mamá - continuó el joven, su voz temblorosa con emociones encontradas. - Pero algo en mí no me lo permite. Supongo que es parte de la bondad que tú me enseñaste.

Iba a agregar algo más cuando escucho un grito de dolor y un sonido sordo le siguió al grito, el joven se quedó paralizado por un momento, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, instintivamente, se levantó de su lugar junto a la lápida y se dirigió hacia el origen del sonido.

Llego al pie de la montaña donde encontró a un hermoso joven con vestimentas no común de la región donde estaban, lo que le preocupo fue más ver la sangre salir del joven que estaba inconsciente.

¿Cómo llego el joven ahí? Se acerco a él para examinarlo, notó que tenia varias heridas algunas parecían provocadas por garras, pero la que más le preocupo fue la profunda herida en el costado, de donde fluía una cantidad alarmante de sangre.

El joven actuó rápidamente, desgarrando su camisa para usarla como torniquete y detener la hemorragia del hermoso joven que yacía inconsciente ante él. Intentando evitar que sus manos temblaran, aplicó presión en la herida profunda del costado, sintiendo cómo la sangre caliente se filtraba entre sus dedos.

Finalmente, el flujo de sangre comenzó a disminuir bajo la presión del improvisado torniquete. Aunque la situación seguía siendo crítica, el joven se sintió momentáneamente aliviado al ver que había logrado estabilizar al herido.

Tenia que llevarlo a su casa para tratarlo, pero no sería fácil, si lo movía mal podía volver a abrir la herida. Analizo su entorno y comenzó a armar una camilla improvisada utilizando ramas y su propia ropa para sostener al joven herido y transportarlo de manera segura. Con cuidado aseguró al herido en la camilla, procurando mantener la presión en la herida para evitar que la sangre volviera a fluir.

Con movimientos cuidadosos, comenzó a arrastrar la camilla por el sendero, avanzando con precaución para evitar sacudidas bruscas que pudieran causar más daño al herido. La tarea era ardua, pero no iba a permitir que el joven herido muriera si él podía evitarlo.

Finalmente, después de un esfuerzo considerable, el joven llegó con el herido a su cabaña en el bosque. Con cuidado, lo colocó en la cama y comenzó a prepararse para tratar sus heridas y cuidarlo hasta que se recuperara por completo.

El vinculo del dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora