2. Aliados

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Había pasado cerca de una semana el joven cenizo no ha mostrado signos de despertar, pero sus heridas ya fueron tratadas, los primeros días los paso con fiebre, el joven Izuku hizo todo en sus manos para bajarla. Esa mañana salió temprano para verificar si las trampas que coloco para atrapar conejos y otros pequeños animales habían tenido éxito.

Se preguntaba quién era ese joven y como termino con esas heridas, principalmente aquella que era profunda, escucho ruidos como pisadas de varias personas, se escondió entre unos arbustos, estaba extrañado nadie solía andar por esta zona del bosque, eran un par de hombres de aspecto extraño ambos tenían vestimentas que no parecían de la zona tal y como las del joven que estaba en la cabaña.

- ¿Por qué estamos aquí? – Pregunto el que se veía menor

- Por ese bastardo, no logramos eliminarlo ese día y huyo, por aquí siento débilmente un rastro de su aroma – contesto

- ¿Qué vamos a hacer cuando lo encontremos? - preguntó el hombre más joven

- Lo que debimos haber hecho la última vez - respondió - Eliminarlo y asegurarnos de que no vuelva a ser un problema para nosotros.

El corazón del joven Izuku se aceleró al escuchar la conversación entre los hombres desconocidos. Su instinto le decía que debía proteger al joven herido en su cabaña a toda costa. Se mantuvo en silencio, oculto entre los arbustos, mientras pensaba en cómo desviar la atención.

Sabía que no podía enfrentarse a los hombres directamente, eran claramente peligrosos y él no era precisamente fuerte así que debía ser inteligente. Con sigilo de no ser descubierto se dirigió al arroyo donde arrojo unas piedras y comenzó a mover los arbustos.

- ¿Qué fue eso? – pregunto el hombre mayor

- Se escucho por el arroyo

- Deberíamos ir a investigar - sugirió el hombre más joven, con una mirada inquisitiva en dirección al arroyo.

Los hombres avanzaron a donde estaba el arroyo y vieron movimientos en los arbustos de alguien corriendo, Izuku no se había percatado que lo vieron hasta que fue demasiado tarde.

- Pero que tenemos aquí – hablo el mayor

- Es solo un conejito, mira lo lindo que se ve – se burló el menor observando con descaro a Izuku

- ¿Que hace un espécimen como tu solo en las profundidades del bosque? – se burló en mayor

- Yo me perdí – mintió buscando ganar tiempo

- ¿Perdido, dices? - preguntó el hombre mayor con escepticismo, observando a Izuku con ojos penetrantes. - Este no es un lugar para perderse fácilmente. ¿Qué estabas haciendo por aquí?

- Sí, me adentré demasiado en el bosque y me perdí - respondió con voz temblorosa, tratando de sonar lo más convincente posible.

El más alto lo tomo del cuello de su camisa y lo alzo, sus pies no tocaban el suelo sentía que se ahogaba – Di la verdad conejito, o lo pagaras muy caro

- Yo... esa es la verdad – contesto, tenía miedo, pero se negaba a que supieran del joven que estaba en la cabaña.

- Ya que te niegas a hablar por las buenas te haremos hablar por las malas – la mirada del hombre más alto reflejaba lujuria – por tu físico deduzco que eres un docel, o ¿me equivoco?

- ¡Por favor, suéltenme! - suplicó, tratando de sonar lo más desvalido posible. - Me perdí de verdad, no sé cómo llegué tan adentro del bosque. ¡No quiero problemas, solo quiero volver a casa!

- No todos los días podemos encontrar a un hermoso docel, mejor vendrás con nosotros y la pasaremos en grande, luego volveremos para buscar lo que dejamos pendiente.

Izuku intentaba liberarse del agarre, pero el hombre mayor lo mando al piso y lo coloco boca abajo, para atarle las manos y los pies, mientras intentaba evitarlo, pero la fuerza del hombre era mayor.

- ¡Ayuda! – gritó desesperado, sabía que nadie iría en su auxilio, pero esperaba que eso asustara a sus captores quienes ya lo habían atado de pies y manos.

-Nadie te va a escuchar, así que coopera – amenazo el más joven después de que estaba atado.

-Por favor déjenme ir – Izuku luchaba por liberarse de las ataduras.

Uno de los hombres lo tomo como costal de papas y comenzaron a caminar, Izuku observo un par de sombras cerca de ellos, no sabía si eran enemigos o no pero tenía que hacer algo

-Ayuda por favor, me secuestran – grito

-Calla a ese mocoso – ordeno el mayor.

El más joven lo aventó al suelo mientras buscaba alguna mordaza para usarla, pero en ese momento un nuevo individuo se le fue encima.

-Argh – gritó el hombre cuando el nuevo joven cayó sobre él y sin esperar más levanto su mano derecha donde salieron chispas y electrocuto al hombre dejándolo inconsciente.

- ¿Qué demonios? – preguntó el otro furioso al darse cuenta de lo que pasaba.

El joven rubio se preparó para lanzar otra descarga eléctrica, el hombre mayor se abalanzo sobre él pero fue tacleado por otra persona, un pelirrojo

-Maldito, lo pagaras – grito el mayor, pero el pelirrojo y el rubio lo atacaron al mismo tiempo por lo que termino inconsciente en el suelo.

El rubio al estar más cerca de Izuku se acercó - ¿Te encuentras bien?

-Si, gracias – respondió algo asustado aún.

-Tranquilo no te haremos nada. Eiji ¿me ayudas con sus ataduras?

El pelirrojo se acercó y con su mano que la convirtió en piedra filosa corto con cuidado las sogas que lo ataban

-Gracias... gracias por salvarme - comentó, su voz temblorosa por la emoción y el alivio. - No sé qué habría hecho sin su ayuda.

El joven rubio le ofreció una sonrisa. - No tienes que agradecer. Este par nos ha dado problemas desde hace un tiempo – señalo al par de hombres inconscientes, será mejor atarlos antes de que despierten.

- ¿Los conocen? – pregunto curioso y atónito

- Lamentablemente si – respondió el pelirrojo – Soy Kirishima Eijiro y el rubio con el mechón en forma de rayo es Kaminari Denki.

- Mucho gusto, Kirishima, Kaminari. Soy Midoriya Izuku – se presentó.

- ¿Puedo hacerte una pregunta Midoriya? – preguntó Kaminari

- Claro dime.

- Bueno – se rasco la nuca – estamos buscando a nuestro amigo, un cenizo de ojos carmín y un pésimo humor, iba vestido con unos jeans, odia usar camisas y las usa de vez en cuando, no sé si traía una capa roja con pelaje blanco en la parte de arriba, ¿Lo has visto? – preguntó – el rastro de su aroma esta por esta zona, pero no lo podemos identificar del todo

– ¿aroma? – Izuku no estaba seguro de confiar en las dos personas que lo salvaron, aunque no parecían malos.

–Si huele como cuando el fuego se mezcla con la tierra húmeda y el musgo. Es una mezcla bastante característica. ¿Has percibido algo así recientemente?

–¿las personas pueden oler así?

Denki y Eijiro intercambiaron miradas y comprendieron que tal vez hablaron de más, – lo que pasa es que estábamos escapando de un incendio – mintió el pelirrojo

–Ya veo, lo siento no he visto a nadie con esas características

–No importa, creo que primero nos debemos encargar de este par, antes de seguir buscando a nuestro amigo.

Izuku se despidió del par, mientras veía como arrastraban a los dos hombres a los que se enfrentó solo, decidió ir a su cabaña para asegurar que el joven estuviera bien.

–¿Quién demonios eres tú? – pregunto de manera feroz acorralando al peliverde contra una de las paredes de la cabaña.

El vinculo del dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora