El regreso de Lilith

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Alastor no había estado tan aterrorizado en años, y eso le frustraba. Un cumulo de emociones se estaba desbordando por su ser mientras veía a Lilith en su habitación. Sabía que ella había vuelto de sus vacaciones en el cielo, Charlie había estado mostrando su felicidad al saber que su madre había venido a verla tras siete años. Teniendo en cuenta el brillo de los ojos de Lucifer ,no era la única feliz.

Probablemente, Alastor era el único que no deseaba volver a verla.

Había pensado que tardaría en tenerla ante él, ocupada como estaría al lado de su familia. Al parecer, había esperado demasiado.

Su sonrisa se sentía tirante, haciendo una reverencia ante ella.

-Majes...

No pudo terminar de hablar cuando un golpe en su mejilla le lanzo hacia el otro extremo de la habitación, dejando la forma de su cuerpo gravada en el ladrillo a causa del impacto. Se sintió mareado, tosiendo sangre mientras las sombras se agitaban inquietas, amenazantes hacia su persona.

-¿Cómo te atreves?-La voz de Lilith sonó baja, mortal. Su presencia alteraba a las sombras, quienes se nutrían de sus emociones.-¿Cómo te atreves si quiera a dirigirme la palabra después de tu fracaso?

Alastor trago saliva, sintiendo la sangre que bajaba por su garganta con ese simple acto. Estaba realmente enfadada, y no sabía qué hacer en esos momentos. Probablemente, cualquier decisión que tome será erronea.

Una cadena violacea se incrusto en su cuello, apretando lo suficiente para dejarle sin aliento mientras Lilith tiraba de ella. Un gemido de dolor escapo de sus labios, perdiendo el equilibrio mientras caía ante sus pies. Sus orejas mostraron las emociones que su rostro no podía: inclinadas hacia atrás con el miedo recorriendo su cuerpo.

-Una única misión...¡una única maldita cosa que tenías que hacer!-Las cadenas se apretaron aún más en su cuello, impidiendo que el oxígeno llegara a sus pulmones.-¡Solo tenías que impedir que Charlie siguiera con su estúpida idea! ¿Y qué hiciste? ¡Permitiste que Lucifer se involucrara!

Un nuevo golpe llego, haciéndole vomitar sangre mientras comenzaba a marearse.

Ah, no había sentido eso desde que murió. Podía recordar como el aire no entraba en sus pulmones y su corazón se detenía. Pero no, Lilith no dejaría que escapara tan fácilmente de su castigo.

La cadena se aflojo lo suficiente para permitir que el aire entrara nuevamente, sus pulmones tomando grandes bocanadas de aire mientras su sonrisa permanecía perpetua en su rostro.

La reina del inframundo se veía realmente molesta, acercando su rostro al de su esclavo, hablando bajo y dulce, ocultando la amenaza que realmente había en él.

-¿Por qué no obedeciste mi orden?

Ah, esa era una buena pregunta. ¿Por qué no obedeció, sabiendo que si ella lo descubriría destruiría su alma en el peor de los casos?

La brillante sonrisa de Charlotte apareció en su mente.

Cierto, la alegría e ilusión de Charlie, la felicidad de esta y como luchaba por esos pobres diablos que estaban pagando el castigo por sus acciones. La forma en la que consiguió que hasta su padre - ese chaparrito tan infantil, apasionado y poderoso- se uniera a su causa, mostrando el amor que sentía por su hija a pesar de verlos como una causa perdida.

Alastor no pudo simplemente dejarlos a su suerte, no quería dejar que Adan los matará sin más.

Al parecer, no hizo falta que lo dijera en voz alta, las cejas de Lilith se alzaron mientras soltaba una gran carcajada.

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