Capítulo 1

28 0 0
                                    

"Él no era para ti, Lucía" me digo a mi misma mientras me miro en el espejo intentando cubrir un poco las ojeras, por las cuales debo agradecer a mi insomnio de dos noches anteriores. Hace casi 6 meses que he regresado a mi casa y siento como si hubiera dejado todo lo que me hacía sentirme viva en Australia.
Después de todo San Diego también es un lugar bonito para vivir, me lo digo todos los días para de alguna forma resignarme a que este lugar es mi hogar, y que todo lo que dejé en el pasado, se debe quedar ahí. Pero no sé cómo hacerlo, no sé cómo simplemente fingir que estoy bien, y que no lo extraño, o que peor aún, nunca lo conocí. Mirarlo a él, era tener esa sensación de alivio en mi cuerpo, simplemente mirarlo ponía una sonrisa en mi rostro sin aviso alguno, y él lo sabía. Y ahora estoy aquí, a las 7:30 am buscando un papel y un lápiz, para tratar de llenar ese vacío que me quedó cuando le dije adiós. Y entonces pasa.

6 de agosto, 2002

Querido Eric:
Esta es la cuarta carta que te escribo, la cual como las otras tres anteriores tampoco te enviaré. Sólo quiero decirte que hoy he logrado extrañarte un poco menos de lo que te extrañé ayer, tal vez sea el primer logro que he tenido desde que regresé a este lugar, que sin ti, me parece el mismo infierno. Intento vivir con eso.
Sé que debería tratar de olvidarte de un vez por todas, iniciar de nuevo mi vida y tratar de salir a disfrutar de las maravillas de la vida, pero tal vez aún no esté lista para eso, tal vez nunca esté lista para sacarte de mi vida por completo, no entiendo por qué no quiero olvidarte, tú ya lo has hecho, yo sólo me aferro a tu recuerdo y a estas malditas cartas que con tanta tristeza termino escribiendo. Sólo sé que si te pierdo por completo, lo pierdo todo. Y es que uno nunca está preparado para morir y aún así seguir respirando.

Hoy es tu cumpleaños número 28, aún recuerdo cuando me pediste esos googles azul marino que tanto querías y que yo te dije que te los daría hasta tu cumpleaños, hiciste un puchero y desapareciste por horas, y cuando llegaste los traías en la mano, fue ahí cuando me di cuenta que tu vives al momento, y que no esperas a que las cosas lleguen, vas por ellas. Y es por eso que estoy tan orgullosa de ti, a pesar de lo que pasó, y a pesar de lo que pase.

Siempre tuya, Lucía.

Doblo el papel, y lo guardo junto a los demás debajo de mi cama. Y entonces suena la puerta de mi habitación.

-Lucy, te buscan en la puerta. -Me dice mi hermana asomando su cabeza desde la puerta entre cerrada-

-Lucía, Ruby, cuántas veces tengo que repetirtelo, mi nombre es Lucía, no "Lucy", y no quiero ver a nadie.

-Como sea, dice que es muy importante. - Nunca nadie me visita, entonces debe ser importante-

-¿Quién es? -Le pregunto a mi hermana mientras me paro de la cama y me doy cuenta que aún llevo la pijama puesta-

-No dijo su nombre, pero es muy guapo hermana, y no se irá hasta que te vea.

-Dile que voy en un momento. -Mi hermana sale de mi habitación mientras yo tomo ropa limpia para cambiarme. ¿Quién será? ¿Muy guapo? Yo sólo conozco a un chico de verdad guapo y vive a miles de kilómetros de este lugar.

Salgo de mi habitación lo más rápido que puedo tratando de no parecer desconcertada por el inesperado muchacho que me espera del otro lado de la puerta. Y cuando derribo el muro de madera que nos separaba, simplemente no lo entiendo, mi corazón empieza a latir 30 veces más rápido de lo normal, mis piernas a punto de colapsar hacen un esfuerzo para mantenerme de pie. El chico me mira, después sonríe y sólo pronuncia dos palabras que me recobran la vida:

-Hola, Lucía.

De mi boca sólo logro decir con un simple susurro:

-Eric.

______________________________________________________

Gracias por leer.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 27, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Antes de partir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora