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Bote el humo por la boca mientras me asomaba por si volvía aparecer. Me levante de cejas y mi corazón se detuvo cuando el timbre sonó. Se me pusieron los pelos de punta, me acomode el cabello y camine en calcetines hacia la puerta. Con la mano en la manija, pegue un suspiro sonriendo. Si se era capaz...

Abrí la puerta manteniendo la sonrisa.

—Hola.

—¿Leo?—Fruncí el ceño.—¿Que haces acá?—Incline la cabeza hacia los pasillos.

—Lamentó la hora. ¿Esperabas a alguien?—Negué con la cabeza.

—Ah. No.—Mire el suelo.—Estoy con pijama, lo siento.—Me miro con una sonrisa, de arriba abajo.—Perdón. Pasa.—Me hice a un lado y entro, cerré la puerta viendo una vez mas a los pasillos y me puse el suéter de Enzo que estaba en el sofá.—¿Como estas?—Me senté en la mesa de la cocina.

—Bien. ¿Tu? ¿Que tal la obra?—Se recargo sobre el sofa.

—Algo loca. Cambios y mas cambios.—Dije viendo por la ventana de la terraza.

—Típico.—Chasqueo la lengua.—Ada, vine para invitarte...Ah, no se si te gustaría pero, este viernes toco en un bar.

—¿Tocas?—Lo mire con una sonrisa.

—Si. Luego de la obra, comencé a ensayar batería...¿Recuerdas que tocaba de niño?—Asentí.—Pues me fue bien. Tocaremos con unos amigos el viernes en la noche.

—¡Claro que recuerdo!—Reímos.—Felicidades, Leo.

—Gracias...Dile a Robin, por si también quisiera venir.—Sonrió.

—Por supuesto.—Me baje de la mesa.—Ya sabia yo que algo tenias de chispa.—Rio.

Nos miramos con una sonrisa, el se inclinó mucho hacia mi rostro y corrí la cara.

—¿Por que tienes el mismo aroma que Enzo?—Musitó y se me puso la piel de gallina.

—Oh. Eh. ¿Que? ¿Quien?—Retrocedí.—No.

El suspiro rodando de ojos. Me miro en silencio mientras esquivaba su mirada.—Escuche el rumor. No pensaba que fuera cierto.—Se cruzo de brazos.

—No. Leo como vas a creer esas cosas.—Reí nerviosa.—Es suéter es de mi hermano. Que ocupen el mismo perfume no es mi problema.—Me levante de hombros.

—¿De tu hermano?—Achino sus ojos.—Claro.—Se quedo en silencio mientras lo miraba con una mueca.—Mejor me voy.

—Si. Que estes bien.—Camine hacia la puerta.
El me siguió y le abrí.—Te veo el viernes.

—Descansa, Ada.—Dijo sin verme a los ojos y se fue. Cerré la puerta y pegue un largo suspiro.

Que tonta.

"De mi hermano"

Leo sabe mas que nadie que no lo veo hace cuatro años. No sabia que decir. Me puse nerviosa.

Y fui aun mas tonta de pensar que Enzo estaría tras la puerta.

=>Creí que si ibas a venir. No te dieron las pelotitas?

Me tape los ojos con la almohada mientras esperaba su "Escribiendo..."

Enzo: Si venia.
           Luego vi a Leo.

—Mierda.—Dije en voz alta releyendo el mensaje.

Enzo: Espero que la estes pasando bien.

—¿Bien?—Lance un grito ahogado a la almohada. "Bien" la estaría pasando si Leo no hubiese llegado.







𝑅𝐸𝐺𝐿𝐴𝑆 ; 𝐸𝑛𝑧𝑜 𝑉𝑜𝑔𝑟𝑖𝑛𝑐𝑖𝑐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora