11

380 20 0
                                    

Jefnier

Lucy lograba sacarme de mis casillas con gran facilidad, se había convertido en un jodido dolor en el trasero con su insistencia con respecto a sus padres. Planeaba permitirles hablar, por supuesto que si, pero debía esperar el momento adecuado para hacerlo.

Lucy sería un problema del cual me encargaria más tarde. Por ahora, debía ocuparme de la maldita plaga de los Leone. No dejaría pasar por alto que hubiesen robado uno de mis cargamentos más grandes con dirección a los Ángeles. Era por eso, que la pequeña hermana Leone ahora se encontraba bajo mis órdenes.

Su débil cuerpo se encontraba tirado sobre el intento de cama que Miguel y Oscar habían logrado crear para ella dentro de la gran bodega. A pesar de que estaba siendo alimentada, ella se mantenía firme en su idea de dejarse morir de hambre, lo cual estaba ocasionando que bajara notoriamente de peso.

Odia meterme con las mujeres de la familia, pero Eleanor era el blanco perfecto para que los hermanos Leone, accedieran a una charla para nada amistosa, sobre lo sucedido.

Eleanor giro su cuerpo en cuanto sintió mi presencia, se veía asustada, el temor en cada ocasión que venía a verla se reflejaba en su rostro sin ningún problema. No trataba de fingir ser fuerte frente a mi y el hecho de saber que provocaba ese terror en ella, me hacía sentir superior.

- Tal parece que para los cabrones de tus hermanos vales muy poco. - Hablé. Mis manos se mantenían resguardadas en los bolsillos delanteros de mi pantalón. - Tendremos que darles un incentivo, para que quieran venir por ti. - Me acerque lentamente a ella.

Una mueca de dolor se poso en su rostro, cuando trato de retroceder pero la gran cadena que se encontraba amarrada a uno de sus pies se lo impidió y terminó por lastimarla.

- No me haga nada, por favor. - Sollozo mirándome.

- No quiero hacerte daño, linda. - Me puse a su misma altura y con una de sus manos acaricie suavemente su mejilla humedecida por sus lágrimas, su rostro se relajo, dejando salir un suave suspiro de alivio.- Pero no tengo opción.

Fue hasta que finalice mi oración, para el terror volviera a su rostro. Me puse de pie y camine hasta llegar a Oscar.

- Arranca varias de sus uñas. - Dije. Mi mirada estaba fija en la menor de los Leone, quien mantenía sus ojos temerosos puestos en mi. - Vamos a enviarle un pequeño presente a los Leone.

- Si señor.

Oscar camino en dirección a la menor, en cuanto el estuvo cerca Eleonor comenzó a gritar. Una sonrisa se poso en mis labios, mientras le daba la espalda para salir de aquel lugar.

Poco tiempo despues de haber abandonado aquella bodega, mi telefono sono, al contestsr la voz de Oscar del otro lado de la línea, me confirmaba que el envío del regalo para los Leone había sido recibido con éxito. Pronto tendría a los hermano Leone con sus ojos sobre mi.

Una vez colgué la llamada con Oscar, mi teléfono nuevamente vibro, un número desconocido se poso frente a mi.

- Eres un maldito figlio di puttana. - La voz desesperada del mayor de los Leone se hizo presente del otro lado de la línea. Una sonrisa se poso en mis labios al escuchar los insultos de su parte. - Voy a cazarte y disfrutaré tanto cuando lo haga.

- Al fin apareces, Salvatore. - Pronuncie. - Pensé que tendría que enviar a la pequeña Eleanor por partes para poder localizarte. - Serví un poco de tequila en una copa, para tomarlo de un solo sorbo.

Varios insultos por parte de Salvatore se hicieron presentes.

- Quiero mi maldito cargamento de vuelta. - Hablé tajante. - De lo contrario, regresaré a la pequeña Eleonor muerta.

Tus Deseos Son Míos | LunayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora