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Las almohadas de Satoru

Miwa se remueve incómoda, siente un brazo dormido, tiene náuseas y le duele mucho la cabeza, trata de girarse en el lugar pero tiene algo encima que le hace fuerza. Poco a poco empieza a abrir los ojos, la claridad le molesta un montón. Lentamente comienza a recobrar la conciencia conforme se despierta. Está acostada bocabajo en la cama de una habitación y a juzgar por la luz que entra por la ventana debe ser mediodía. Se asusta, no recuerda cómo terminó ahí, todavía siente el peso que le impide moverse, mira por encima de su hombro y se paraliza a ver nada más y nada menos que a Satoru Gojo durmiendo plácidamente encima de su trasero.

-Mierda, mierda. ¿Qué he hecho, o hemos hecho? Oh dios mío.- Susurra para sí misma y siente a Satoru removerse encima de ella. No iba a mentir que ha soñado con la idea de despertarse junto a él en la misma cama, pero no de esta forma, sin recordar nada. Observa que está cubierta por una sábana y rápidamente mira debajo de ella, está vestida, solo no lleva ni la chaqueta ni las botas, se relaja un poco y deja caer su rostro en la cama.

-Mmmm... no te muevas Kasumi, no me quites mis nuevas almohadas.- Comenta un Gojo somnoliento que procede a restregar su rostro entre las nalgas de la chica.- Aaaah~ Cómo he fantaseado con esto.- Agrega juguetón, su voz amortiguada por "sus almohadas nuevas".

Kasumi inmediatamente se hace a un lado sorprendida, definitivamente estaba siendo la mañana más surrealista de su vida y le molestaba un montón no tener ni idea de lo que estaba pasando independientemente de si su mismísimo crush estaba justo en frente de ella con la cara de un niño que le acaban de quitar una chuche.

-Necesito ir al baño.- Es lo primero que se le ocurre decir. Gojo le señala una de las dos puertas de la habitación.

-Ese es el baño, tómate tu tiempo. Luego hablaremos con más calma.- Hablaba con tal naturalidad que parecía que pasase por eso todos los días.- Ah, en el primer cajón del armario hay aspirinas.
Kasumi asiente con la cabeza y se dirige rápidamente hacia el baño. Una vez dentro se mira en el espejo y ve como todo el rímel se le había corrido, no esperaba menos la verdad. Llevaba el cabello suelto y despeinado.

-¿Qué has hecho Kasumi?- Se pregunta a sí misma mientras se mira. Se agarra el cabello con una mano mientras se echa agua en la cara y trata de acomodarse lo que le queda de maquillaje. Toma una pastilla, respira profundo y se sienta en el váter.- Piensa tonta, piensa. Trata de recordar que sucedió anoche.- Solo lograba recordar parte de ese estúpido juego de ahí en adelante su memoria era borrosa. Luego de unos 20 minutos Gojo toca la puerta.

-¿Te encuentras bien Kasumi?¿Te duele la pansa?

-¡Nono, estoy bien!- Abre la puerta y sale.- Solo estaba recordando lo de anoche jaja.- Ríe sin ganas

-¿Tuviste suerte? Por tu cara asumo que no mucho, vente, hablemos.- La guía de regreso a la cama, esta vez estaba recogida y tenía una bandeja de desayunos encima con dos vasos de té y un plato de mochis.- Espero que te gusten los mochis.- Se recuesta metiéndose uno en la boca.

-Sí... sí me gustan.- Lo mira sonrojada ¡Qué bonito! Le había llevado el desayuno, uno muy peculiar pero lo que le importaba era el detalle y eso la enterneció. Se sienta en la cama pero decide por ahora sólo probar el té, todavía sentía un poco de náuseas. Estaba demasiado dulce. Gojo observa sus expresiones con atención.

-¿Muy dulce?

-No que va jaja.- Miwa es de ese tipo de personas que dicen mentiras piadosas por no herir a los demás.

-Es que a mí me gusta así, y lo hice así sin pensar, perdona sí es mucho para ti. Puedo hacerte otro sí quieres.

-¡No, que va! No hace falta, este está bien, gracias.- Aaaaaaaaah es más amable de lo que pensaba. Gojo se deja caer en la cama mirando el techo.