Dama de saldo

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Su trabajo era dejarse amar, crear ilusiones en amores ajenos, amante nocturna, compañia de saldo, cada rostro, un negocio...
Trabajaba en miradas que brillan de deseo, noches de soledad acompañada... A veces amiga, a veces amante...
Vendía su cuerpo, nunca su alma.
Cedía su piel, insensible a caricias que apagaban su ánimo.
Se hacía fuerte imaginando otras vidas, cualquiera menos la suya.
©Sylvanablack

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