𝗧𝗵𝗲 𝗚𝗵𝗼𝘀𝘁 𝗼𝗳 𝘁𝗵𝗲 𝗣𝗮𝘀𝘁 / 𝔸𝕞𝕡𝕙𝕚𝕓𝕚𝕒

8.- Encontrada & Perdida.

Boonchuy se acurrucó contra el respaldo del amplio sofá, cubriéndose con una manta. Después de un largo pero divertido día en el parque de diversiones con sus amigas, Sasha le había sugerido quedarse a dormir en su departamento, asegurándole que la llevaría a casa en cuanto amaneciera. A Anne le pareció una excelente idea y aceptó la propuesta.

En medio de su ciclo de sueño, unas palmaditas en su hombro causaron que Anne abriera los ojos sobresaltada, atragantándose con un gritito. Rápido se frotó los ojos para liberarse de la somnolencia. Se desconcertó al descubrir cierta figura parada frente a ella.

—Lo siento, no quise asustarte. —Oyó la dulce voz familiar.

—¿Marbles? —Parpadeó sucesivamente y se talló los ojos con más energía, comprobando que en serio se trataba de la chica geek. —¿Ocurre algo?

Marcy se apuró a negar con la cabeza.

—Descuida, no es nada serio. —Afirmó tranquila, esbozando una sutil sonrisa. —Es solo que no podía dormir. —Explicó con calma, dejando escapar un corto suspiro.

—¿Son las pesadillas de nuevo? —Anne adivinó preocupada. Sabía que Marcy sufría de pesadillas continuas, mas no acostumbraba a citar el tema.

—Algo así. —Respondió un poco nerviosa, rascando su sonrosada mejilla. —Es por eso que... me preguntaba si tú... —Jugueteó con sus dedos, inclinando la mirada avergonzada. —¿Podrías dejarme dormir aquí contigo?

Anne pestañeó incrédula. Al interiorizar su imprevista proposición, sus pómulos adquieron un increíble sonrojo.

—¿Qué? —Pió dudosa; solo por sí acaso, ¿había interpretado correctamente las palabras de su amiga o su cerebro le había jugado una mala pasada?

—¿Eso es un no? —La voz de Marcy sonó baja, acentuando la tristeza en ella. Anne se alarmó por ese minúsculo detalle.

—¡No, no! Qui-quiero decir, claro que puedes, pero no es tan cómodo como parece. —Se corrigió, mientras una tonta risa se escabulló de sus labios. Llevó una mano a la base de su cuello en un gesto que exponía su nerviosismo, y desvió la mirada a ningún lugar en particular.

Anne se acomodó para brindarle un lugar a su acompañante en el sofá, esperando que la oscuridad de la noche ayudara a encubrir su vistoso rubor.

—Puedes venir. —Golpeó con la palma de su mano el espacio vacío a su costado, invitándola a ocuparlo.

Marcy asintió con timidez y procedió a incorporarse en el área señalada. Se recostó mirando en dirección al rostro de la muchacha tailandesa. Sus cuerpos estaban demasiado juntos, lo que ocasionó que la incómoda morena adoptara una postura rígida. Anne estaba convencida de que no podría conciliar el sueño de nuevo si la azabache continuaba taladrando su alma con esa atenta mirada.

Wu percibió su nerviosismo y su temperatura corporal en ascenso.

—Tu corazón está latiendo muy fuerte, Anna Banana. —Le susurró con candidez.

Anne entró en pánico. Frog, quería que la tierra se la tragara ahí mismo y la escupiera en algún sitio desolado, donde Marcy no pudiera encontrarla, o muy pronto descubriría los sentimientos que albergaba por ella.

—Es que... yo... bueno... —Se golpeó internamente por tartamudear e ideó un estúpido plan de escape. —Yo... creo que debo ir al baño. —Dejó salir una risa boba, parándose de su lugar. No obstante, la artista le atrapó la muñeca, imposibilitándole su huída.

—¿Por qué te vas, Anne? —Preguntó de un modo apacible, provocando que la morena se estremeciera hasta la médula ósea. —Quédate conmigo, por favor.