Prólogo

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"¡Espera un momento!, ¡Hmmm!".

Los dedos penetraron sin piedad en la viscosa humedad que había debajo, y un lugar que nunca antes había aceptado a nadie se estremeció. No fue tan doloroso como pensó que sería, sino más bien una escalofriante sensación de placer le recorrió la espina dorsal, entumeciéndolo hasta el punto de que ya no podía pensar con claridad.

"Haha...Hmm.... me voy a volver loco".

Un aliento caliente se derramó sobre su nuca. Una lengua caliente recorrió su nuca y sintió un dolor punzante al morder. Incluso eso se convirtió en un placer palpitante.

"Ugh...... por favor....".

No podía entender lo que le pedía, incluso mientras hablaba. Los dedos que se agitaban en su interior eran urgentes. Era un poco brusco, pero sentía que el estómago se le revolvía cada vez que los dedos rozaban el interior.

Más...... quiero más........

Extendió los brazos hacia él. Entonces, como si esperara, apretó los labios. Sus lenguas se enredaron. Sintiendo el cosquilleo de sus feromonas sobre su piel.

"Quiero tener...... todo....".

Podía escucharlo murmurar con voz ronca. Sentía que estaba a punto de ser abrumado por la exclusividad del alfa. Su cuerpo temblaba de miedo y anticipación al placer que él le daría.

"Hye-Sung...".

Su nombre fluyó de sus labios. Su corazón latía con fuerza. No sabía cómo describir la sensación, no encajaba con palabras bonitas como excitación, simplemente sentía que lo estaban comiendo entero. Sentía que el Alfa que tenía delante iba a comer al Omega, la parte de él que nunca había dejado salir, la parte que nunca había revelado.

"¡Hmmm...!".

Los dedos se deslizaron hacia fuera y algo más pesado descendió hacia él. Una mano grande le acaricio el pecho y le pellizcó el pezón. Sus caderas se agitaron por la excitación, y entonces algo grueso vástago, que no era rival para sus dedos, empezó a empujar dentro de él.

Dejo de respirar, aferrándose con fuerza a las sábanas. Cuando sintió que su cuerpo se ponía rígido, utilizó sus dedos para abrirle la boca. Se le escapó un jadeo y un gemido sordo.

"Habla. Quiero escucharlo".

Se inclinó hacia él y susurró al oído. Escucho un gorgoteo en el oído y, cada vez que metía la lengua y lo lamía, creía que se iba a volver loco con una sensación distinta a las cosquillas.

Trago un gemido cuando se lo metieron de un solo y profundo empujón,

"Ha...... Me estoy volviendo loco. Eres tan dulce que creo que mi cabeza se volverá loca".

Dijo lentamente, agarrándose a la pelvis. No seas ridículo. Ya se estaba poniendo raro. Quiso discutir, pero no le salían las palabras. Su cuerpo temblaba con la fuerza de sus empujones, que eran tan bruscos que se repetía el sonido de piel con piel.

"¡Eh, no me gusta eso, no hagas eso, eh!".

Llevó una mano hacia delante para agarrar su pene y frotarlo. La estimulación por delante y por detrás al mismo tiempo parecía hacer saltar estrellas ante sus ojos. Sacudió la cabeza mientras su eyaculación me llevaba al límite, pero fue un gesto sin sentido. Froto con el pulgar el resbaladizo glande, que ya estaba empapado, y de él brotó un líquido blanco.

Se le nubló la vista. Apenas podía recuperar el aliento, y su presencia rugía en su interior.

"Oh, espera...".

No necesito un AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora