2; Bodycam.

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La tensión en comisaría era alta, al menos entre tres de los altos mandos. Conway no paraba de reprender a Gustabo por su actitud violenta al arrestar a camellos. Llevaba días donde su reglamentaria no tenía descanso, un tirito en la pierna, otro en el brazo. El 90% de sus arrestos terminaban con una visita al hospital. Los agentes pensaron que quizás era una manera de pasar el duelo por la ruptura con el superintendente, pero no podían estar más equivocados. En realidad, la adrenalina que sentía al arrestar a algún traficante complicado llegaba a rozar la misma que le provocaba Freddy. Cada vez que usaba la pipa sólo podía pensar en el comisario, felicitándolo por su buen trabajo en la sala de descanso, besándolo y dejándolo con ganas de más.

Él e Isidoro se encontraban de regreso a comisaría, después de que atendieran a un par de traficantes en el hospital, les habían confiscado una pipa después de tratar de abatirlos. La satisfacción que sintió García al tenerlo a sus pies fue inigualable.

En el estacionamiento se encontraban Jack y Freddy, conversando hasta que le vieron llegar y toda su atención se fue hacía él, quien les dedicó una sonrisa. En su mentón había una mancha de sangre que no pasó desapercibida por Conway.

—Hola, jefe. Comisario. —Tiró del delincuente, empujándolo para que apresurara su andar. — Tira o te comes otro tirito.

—García.

—Dígame, jefe.

—¿Me veré obligado a retirarte la reglamentaria?

Gustabo tomó un bocado de aire, exasperado porque quizás tendrían la misma charla de toda la semana.

—No he disparado a bebés, jefe. Es un camello que abrió fuego hacia nosotros. ¿Verdad, Isidoro? Pero si quiere para la próxima permito que nos metan un tiro entre ceja y ceja. Joder.

En otras circunstancias no habría respondido de esa manera, pero le daba exactamente igual en ese momento. Ignoró las órdenes de su superior y siguió su andar para procesar al detenido.

Por supuesto que no pudo terminar de hacer lo que estaba haciendo porque un Freddy furioso, o al menos eso trataba de aparentar, entró a la sala en la que se encontraban. Lo tomó por sorpresa, esperaba ver al superintendente, no al comisario.

—Escucha, neno. —Se dirigió a Isidoro. —Encárgate de este par, el inspector y yo tendremos una charla sobre su comportamiento. Ya estás asignado.

Gustabo sonrió al escucharlo y sin decir nada caminó hasta la oficina del comisario, últimamente se encontraban en muchos lugares, como en callejones o en los vestuarios, pero no en su oficina.

Apenas atravesaron el umbral de la puerta las caderas del rubio fueron sujetadas con manos posesivas de Freddy, quien lo atrajo a su cuerpo, la espalda del menor contra el pecho del más alto.

—Se ha portado mal, inspector García. —Susurró contra su oreja, en un tono ronco que el menor conocía bien.

—¿Y qué hará al respecto, comisario?

El pelinegro sonrió con picardía, su diestra se deslizó por la cintura del rubio, colándose bajo la camisa. El tacto frío a causa de los guantes que llevaba erizó la piel del ajeno, haciéndole jadear.

—Tengo que darle una lección, inspector. No puede ir por ahí dando tiros, ¿lo sabe? —Susurró contra la piel de su cuello, la cual tenía marcas hechas por él. Le encantaba verlas. Mientras su boca se ocupaba de crear nuevos chupetones su diestra no paró, tocando el torso a su antojo, pasando por sus pezones para bajar hasta su vientre. Al palpar la hebilla del cinturón lo desabrochó en forma de distracción. —Mh, mira qué tenemos aquí. —Mordió, mientras le quitaba la pipa de la funda que siempre llevaba a un costado. — Este juguetito se queda conmigo, ¿entendido neno?

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⏰ Última actualización: Apr 02 ⏰

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Embriágame y hazme olvidar |  FREDDYTABO + Conway | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora