Un grupo de amigas tarde entre una hora y tres días en organizar para verse. Sorpresivamente para nuestras protagonistas, este encuentro difería con los demás porque se había organizado en cuestión de minutos; si hablamos de quince, podrían decir que esta escritora los engaña.
Así de simple fue la cuestión, así de muchas eran las ganas de encontrarse. No era una tarde cualquiera, era una donde conocerían más a fondo la historia de una de ellas. Una historia que sería extensa, que traería muchas emociones y que empezaría como terminó, en un café.
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La llegada de nuestra protagonista por excelencia fue, exactamente un reflejo de lo que esta historia sería: un caos. Llegó unos minutos después del horario acordado, no intencionalmente pero siempre sintiéndose culpable por ser tan impuntual. El grupo la amaba y se disgustaba cuando se deshacía en disculpas, ya estaban acostumbradas.
Se sentía extraña porque era su primer encuentro con ellas a solas, los anteriores habían contado con varias personas alrededor. Donde uno se desenvuelve pero no puede terminar de conocer al otro sin sentir que todo está fríamente calculado para no quedar mal con algún sensible que sea parte de la ronda de gente.
Sabiendo esto, nuestras amigas habían definido juntarse solas en un café para charlar y conocerse más, habían mencionado el hablar acerca de su historial amoroso como una cuestión cómica pero, como resultaba normal, nuestra protagonista se lo había tomado a pecho. Esperaba el momento indicado para contar acerca de esa historia de amor que la había marcado, como si eso hiciese que ella vuelva a esos años que creía 'eran increíbles'.
El mensaje que justificaba la juntada era claro, "podríamos juntarnos y contar nuestros males de amores con un café de por medio". La autora difiere ya que más adelante veremos que algunas historias no se desarrollaron tanto como otras pero escucha no faltó.
Sin irnos más lejos en la cronología de la historia y así empezamos de una vez, el encuentro fue grato. Se dispuso un lugar donde sentarse, se encontró un café acogedor en una esquina que suele ser transitada; aunque en ese momento, no pasaba nadie. Las vistas eran de una plaza vacía donde el calor no se soportaba porque el horario no era el más adecuado. Eligieron del menú lo que deseaban pedir y ahí comenzó la charla.
La historia tardó unos segundos más pero tuvo un, poco sutil, disparador:
- ¿Por qué no queremos a tu ex?
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Con un café de por medio
RomanceUnas amigas, un café y una historia de amor jamás contada. La apasionante historia de una de ellas que logrará tocar tu corazón. O quizás hacerte olvidar que el amor existe.