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𝗥𝗢𝗬𝗔𝗟 𝗛𝗘𝗜𝗚𝗛𝗧𝗦.
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En lo profundo de Alemania, el internado Royal Heights se erige como un emblema de prestigio reservado para jóvenes con estatus económico elevado. Su fundador, el historiador Alexander Von Braun, ha mantenido su cargo desde su establecimiento en 1993, dotándolo de aulas opulentas, dormitorios lujosos, campos de juego, bibliotecas y una amalgama de talleres destinados a enriquecer las mentes privilegiadas.
Aunque desde afuera, los estudiantes de Heights aparentan ser chicos y chicas recatadas, la realidad interna es una compleja maraña de excesos. Las fiestas desenfrenadas, distracciones y amoríos clandestinos se convierten en el pan diario. Los padres envían a sus hijos al internado con la esperanza de que esta atmósfera controlada transforme a jóvenes rebeldes en individuos respetables. Sin embargo, la verdad es que mientras algunos se entregan al desenfreno, un grupo de becados lucha por mantener su lugar y enfrentar el mundo exterior una vez que abandonen los lujos de Royal.
En una de sus habituales noches de fiesta, la realidad del internado Royal Heights se desgarra. Una prefecta descubre un bebé abandonado en uno de los baños, desencadenando el caos. La identidad del pequeño permanece en la sombra, ya que los estudiantes evitan cualquier examen que revele la verdad, respaldados por la ausencia de consentimiento de sus tutores. Ante el temor de un escándalo, el director toma una medida drástica: enviar a todos los estudiantes a casa por una semana.
La semana de ausencia no logra disipar la tensión. Al regreso, los estudiantes actúan como si nada hubiera sucedido, pero el silencio que permea el internado es más elocuente que cualquier palabra. Los chicos se burlan de la situación, las señoritas desvían la mirada. El destino del bebé queda en la penumbra; tal vez fue enviado a un centro de adopciones, tal vez otro destino oscuro. El director, decidido a preservar la reputación de Royal Heights, impone un pacto de silencio que amenaza con resquebrajarse en cualquier momento. La verdad, oculta tras las opulentas paredes del internado, podría liberarse y desencadenar consecuencias imprevisibles.
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