[PAUSADA] Mi amiga tiene un harem ¿Y yo qué?

Capítulo 10: Peligro púrpura.

La noche estaba pesada en el bosque, los sonidos eran más nítidos y el frío se elevó, no podía estar tranquila en esta cueva que me apropie a costa de la muerte de un animal redondo y gordo, a pesar de abrigarme y usar unas flores que calientan, seguía inquieta.

Walf también lo estaba, miraba afuera todo el rato.

-Que sucede?-le dije y el me miró.

-El bosque está intranquilo, como si algo viene.

-Hmmm... Que podría ser? Un monstruo?

-No, es otra cosa.

-Entonces deberíamos quedarnos aquí hasta mañana.

Use una planta que ví seguido en cuevas e incluso rodeando árboles era como una cortina algo gruesa, me quedé dentro de la cueva esperando que "aquello" que Walf mencionaba pase.

Trate de dormir, pero en la noche escuche un ruido que conocía, rugidos de algún animal felino grande.

En ese momento estaban cerca, trate de ignorar ello pero asustada ví como se acercaron a la cueva.

Alguien entro, eran tres personas, una estaba herida.

-¡¿Quienes son?! Alejense!-grite
mientras me preparaba para pelear.

-Hembra... Solo queremos refugio.-dijo un joven alto y flaco.

Parecían en un estado algo lamentable, como si no hubieran comido por días.

-¿De qué?-les dije al ver su miedo en la cara.

Observé como dejaban a su compañero en el suelo parte de su brazo estaba quemado, este desprendía un olor a carne quemada.

-Es la niebla, se acerca, corrimos por días de ella.

-Una niebla hizo eso?-señale la herida de su compañero.

-Si, cuando la tocas es como si te quemara.

El estado de su compañero era complicado, si no tomaba líquidos ahora seguramente no resistiría.

-Les daré agua y comida, pero cuando pase la niebla se irán.

-Si, gracias hembra.

-Aram, ese es mi nombre, no hembra.-les repetí y ellos asintieron.

-Somos hermanos, yo soy el mayor, Tilo, el es Timon y el menor es Talón.

Que nombres... Bueno, no importa.

-Son hombres bestia?-dije observando sus orejas gatuanas más pequeñas de lo que conocía.

-Somos hombres bestias linces.

Linces... Son muy lindos esos animales, no tan letales como otros felinos.

-Que hacían en la montaña?-dije mientras repartia la comida y el agua.

El hermano del medio era el que estaba pendiente de su hermano menor herido, pero fue quien respondió.

-Nuestro pueblo está debajo de la montaña, hace unos días unos humanos vinieron con armas y atacaron a todos llevándose a las hembras y las crías más pequeñas.

¿Armas? Serán armas de fuego? Bueno era obvio que habría ese tipo de personas...

-¿Eran muchos?

-Nuestro pueblo es pequeño, pero seguían siendo muchos incluso para un pueblo mediano, ademas iban con ellos algunos hombres bestia, pero estos no actuaban normal... Era como si fueran controlados, estos nos atacaron y por ello no pudimos reaccionar bien.

Entiendo, supongo que te ataquen aquellos que comparten tu mismo cambio no es algo común, pero entre los humanos si es normal atacarse entre si.

Lo más importante, es lo que menciono ¿Controlados? Será que...

-Creo que eso significa que hay alguien con poderes que afectan a los hombres bestia...-me quedé pensando y dije-Son gente muy peligrosa.

No quisiera cruzarme con ellos, no sin antes conocer bien que quieren.

-Por suerte algunos pudimos huir, estábamos por ir a la ciudad Xeta, allí se reúnen algunas tribus para concretar exploraciones, queremos avisar así estén preparados.

Ellos pasaron por mucho y aún así en vez de preocuparse por su bienestar, se preocupan por los demás...

Pero temo que en verdad sean una gran amenaza ese grupo de humanos en el futuro, no solo contra mi, sino para todos los humanos y hombres bestias honestos.

Dentro de todos ellos, la mayoría de humanos, no son malos.

-Les acompañaré allí, esperemos que pase la niebla e iremos para allá.

-Gracias.-respondió el mayor y el del medio también.

Eran jóvenes, de mi edad, a pesar de lo peligros que fue venir por aquí, ellos no duraron en pensar en el futuro de los demás hombres bestia.

Al rato ví que el menor estaba sufriendo de fiebre, me daba lastima así que decidí darles plantas medicinales que encontré por el camino, la verdad las hice en ese momento cuando no veían, ellos siguieron mis indicaciones y lo trataron, aprenden rápido.

-Descansen, si sucede algo yo les avisaré.

Ellos se durmieron lejos con una manta que les di, Walf salió de su escondite y los miro, después se puso entre mis piernas cómodo, observando yo la entranda de la cueva.

-Se está acercando.-dijo Walf.

Entre la planta mire como una niebla purpura se arrimaba, algunas plantas eran afectadas pero otras no, la enredadera que tenia en la cueva parecía ser una buena barrera y no dejo entrar ello, además no se veía afectada... Bueno, por algo estaba tan seguido en esta montaña cuando entre.

Apenas un poco entro, Walf me corrió la mano, preocupado, pero yo me quedé cerca mirando.

Al verlo note algo, no era niebla, es más espesa y se mueve lento...

Sin duda, son esporas de alguna planta ¿Cuál será la que origina todo eso?

Es muy mortal al parecer.

La niebla de esporas paso lejos de nosotros dejando un manto púrpura sobre las plantas dañadas.

Algunas que no fueron dañadas, en cambio parecían felices por ello, revitalizando su color y fuerza.

-Parece ser que están adaptadas a este evento.

Otras no se alimentaban de esta, en cambio tenían sus mecanismos protectores, un capullo de una flor que crecía cerca de un árbol se cerró rápidamente cuando apenas las esporas estaban cerca, la velocidad fue impresionante. El capullo era resistente y parecía que aquel efecto de quemadura solo dejaba rastros de manchas negras, al poco tiempo que se fue el capullo se abrio y las partes negras cayeron, dejando nuevos pétalos frescos al descubierto.

Anoté todo esto y dibuje como pude lo que ví, era tan interesante como todo cambio y se adapta tan bien...

-Si tu naciste aquí, como no sabías esto?-le recriminé a Walf.

Este solamente se hizo el desentendido.

-No recuerdo, solo se que aquí nací.

No indague más, no iba a gastar el tiempo en algo que no recordaba y presionarlo solo sería que el se sienta mal.

Al final no dormí nada, tampoco me sentía segura entre tres hombres, aunque uno este malherido.