Hoy te vi y estabas hermosa. Obviamente, tú no me notaste en el café, pero yo sí. Es curioso cómo funcionan los sentimientos; hasta hace unos días solo quería evitar pensarte, y hoy no puedo sacarte de mi cabeza. ¿Será que alguna fuerza externa me está tratando de decir algo, o soy solo yo queriendo creer que es así y que esas fuerzas me están dando alguna ilógica razón para dejar el orgullo de lado y volver a hablarte? No lo sé, es muy confuso. Pero algo que no es confuso hoy es que te vi,
Y estabas hermosa.
No entiendo qué pasaba por mi cabeza esa noche cuando decidí que "nosotros" tendría que llegar hasta ahí, si no era lo que ninguno de los dos quería. Si bien no estaba siendo nada fácil el día a día, ahora entiendo que pude haber hecho mucho más de lo que yo mismo creía posible. Obviamente, no dependía solo de mí, pero sí pude haber hecho más. Quién sabe, tal vez ese esfuerzo extra podría haberte ayudado a ti también, y así poder salir adelante de todo eso. Pero eso ya pasó, y aunque me duele, me alegra un montón verte bien. Quisiera decir feliz, pero sería contradecir mi propia idea de no sacar conclusiones sobre lo demás, aun así sea para decir que está feliz o triste. Es más, creo que decir que estás bien ya es contradecirme, pero haré una excepción esta vez. Porque no quiero pensar que no estás bien y no puedo hacer nada para cambiarlo. No, no quiero pensar en eso. Prefiero pensar en otra cosa, algo así como que...
Hoy te vi, y estabas hermosa.
Lo siento por ser repetitivo, pero es imposible no decirlo. Ver tanta belleza junta en una sola persona hace que todo el entorno se vuelva borroso. Mi visión (la poca que tengo) se centra en cada una de esas pecas, en el broche con flores, en el color aclarado de esos ojos cafes con la luz que entra desde la ventana de ese café, en los detalles bordados de ese vestido amarillo, en esas uñas pintadas con un estilo de abejitas que se me hizo muy tierno, en esas zapatillas Vans que si fuera cualquier otra persona estaría diciéndome a mí mismo que no le convenían para nada con ese vestido amarillo, pero al verte usarlo me obliga a tirar a la basura mis percepciones de moda porque no encuentro un solo motivo para decir que no te quedabas hermosa. Bueno, mejor me detengo, o de lo contrario terminaré escribiendo un libro entero sobre lo hermosa que estabas.
Solo quería decírtelo. Creo que si llegas a leer esto y al terminar no te da un derrame cerebral, tal vez entiendas que a mis ojos te veías hermosa, algo que dudo que algún día vaya a cambiar. Sé que tal vez tendría que decírtelo directamente, pero si tuviera la fuerza, el coraje, la no vergüenza y el valor de hacerlo, me habría levantado de esa silla, dejando ese cappuccino caliente y ese libro de lado para ir hasta donde tú estabas, mirarte a los ojos y decirte lo hermosa que estabas. Pero no fue así, y solo me queda decírtelo por aquí y rezar para que algún día lo veas y entonces sepas.
Que hoy te vi.
Y estabas hermosa.
