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Comenzaba el nuevo trabajo remoto de ella, no poseía la certeza de conseguir aquel puesto de trabajo en tal compañía privilegiada e internacionalmente conocida.

Sus días ordinarios en Australia, comenzaban a volverse más agetreados que antes, su nuevo gran trabajo, sus estudios en la universidad y su trabajo como freelancer. Su vida comenzaba con un nuevo rumbo, el sueño que más anheló, se cumplió.

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Un mes de gran trabajo remoto, asistiendo a madrugadoras reuniones a tráves de la pantalla tras la diferencia horaria dónde origina la compañía y arduas horas de trabajo con perfeccionar sus tareas designadas. En una de aquellas tantas reúniones, que sin saberlo se volvería la última momentaneamente, se le comunicaba que se le pagaría un viaje hacía la empresa para ver su desenvolvimiento en ella y ver la posibilidad de que trabaje presente en la compañía por mucho tiempo más. Ahora poseía un contrato indefinido, dandole la seguridad que podrá estar mucho tiempo en esta y una estabilidad economica, poseía un viaje pagado hacia Corea del Sur, Seúl. Le ayudarían buscar un hospedaje para un mes, el tiempo requerido para la prueba y oportunidad que le ofrecieron. 

Sin pensarlo dos veces, aceptó, su alma era de andar rondando por muchos lugares, conocer lugares y gente nueva, y que más maravilloso que nutrirse de diseñadores que seguía desde su cuenta de redes sociales.


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Las maletas se encontraban hechas, sus mejillas rosadas por la emoción y la gran sonrisa que entregaba a todo el que le hiciera contacto visual, haciendola sentir aún más feliz al tener respuesta con el mismo gesto. El aeropuerto, como siempre, lleno de viajeros, quienes realizaban transbordes, emprendían vuelos de trabajo, su primera vez en un avión, aquellos a que se iban por siempre o que llegaban para quedarse.

Finalizando la llamada que tenía con su madre, guardó su celular y volvió a reproducir la música tras sus auriculares, dirgió su camino a la puerta de embarque, en conjunto a la mochila que llevaba consigo. 

En tan solo unos minutos, ya estaba arriba del avión, su corazón revoloteaba de la emoción. Comenzaba una nueva experiencia e historia en su vida.


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Primer día en Seúl, la capítal de Corea del Sur, el apartamento que le habían encontrado era justo y necesario, acomodó sus cosas y salió para comprar las cosas necesarias para su nuevo hogar. Le sorprendió que estaba estrategicamente ubicado dentro de la ciudad, no evitaba el sonreír.

Volvió al apartamento con lo necesario y en la espera de lo que ordenó que sea despachado hasta la puerta de la morada. Poco a poco el apartamento se sentía más acogedor y con su personalidad, se sentía extremadamente agradecida con la nueva aventura y lo linda que era el apartamento, era casi como el de sus sueños. Con una cocina clara y moderna, un baño espacioso y cómodo para sentirse animada, una gran habitación para que esté su comer y salón y luego unas escaleras que la guiaban al segundo piso, que era su habitación y otro baño para sí misma. Ni hablar del gran ventanal, que la dejaba ver a lo lejos la periferia de Seúl en la luz del atardecer.

Sin más se alistó para la noche y dejar listo que utilizará el día siguiente para su primer gran día de trabajo.

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