Capítulo tres: "Golpe de realidad".

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N/A: Perdón la demora, la universidad me tenía ocupada pipipi.

Les dejo un capítulo un poquito más largo, les prometo que no tardaré tanto en la próxima actualización.

—Tuvimos una mala noche porque a Charlie le están creciendo sus colmillos —Charlie estaba escondida en el cuello de Lucifer mientras él hablaba—

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—Tuvimos una mala noche porque a Charlie le están creciendo sus colmillos —Charlie estaba escondida en el cuello de Lucifer mientras él hablaba—. Quizás necesite una siesta.

—No siesta —Charlie gruñó aún oculta. Lucifer frotó su espalda y la niña negó con un evidente malhumor.

—¿Y un helado? —Ángel intervino, ganándose la atención de ambos. Charlie ladeó la cabeza para observarlo, y Lucifer sonrió al verla menos molesta—. Tenemos de varios sabores, eso siempre mejora esa molestia.

—¿De chocolate?

—De chocolate —Ángel extendió su meñique y Charlie lo tomó, aceptando el trato, después volteó hacia Lucifer con una sonrisa renovada.

—Volveré a las seis —Lucifer pronunció, dejando besos ruidosos sobre el rostro de Charlie para que ella riese—. ¿Te portarás bien?

—Muy bien —ella asintió, frotando sus mejillas.

—Esa es mi niña —dejó a Charlie en el suelo, y ella avanzó hasta Ángel, quien la tomó en brazos en su lugar—. Te amo, hermosa.

—Amo, papi.

Ángel cerró la puerta cuando Lucifer se perdió en una esquina, y Alastor exhaló un suspiro resignado, aún inmerso en la figura del Omega sonriente.

Su mejilla se mantenía apoyada sobre su mano, la restante toqueteaba la madera con una hiperactividad habitual. Estuvo mirándolo desde que llegó, envuelto en un abrigo que no lo protegía del frío —Alastor le dio el suyo, ¿por qué no lo usaba?—. Esperó a que Lucifer lo viese, un breve contacto de ojos, lo que fuese. Pero Lucifer ni siquiera recayó en él.

Fue rotunda, triste y abrumadoramente ignorado.

Observar el intercambio de cariño entre esa niña linda y Lucifer lo volvía aún más consciente de la brecha que existía entre ambos. A Alastor apenas le respondía monosílabos helados y malas miradas, si es que no lo ignoraba. O directamente lo golpeaba.
Todavía le dolía la cara después de semejante bofetada.

Ángel y Husk aún se burlaban de él por haberse atrevido a llegar a la guardería con una mano plasmada de un rojo radioactivo en toda su mejilla.

Little Demon. |RadioApple|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora