1

155 28 37
                                    

-Leonardo Hamato. Al despacho del director.

Cuando escuche mi nombre a media mañana resonar por los altavoces de los pasillos, supe que algo malo se avecinaba, y lo peor era que acababa de comenzar el curso. Ni siquiera me había dado tiempo a cagarla.

Era el último año de instituto, y con suerte y la beca que pensaba solicitar de deporte, el siguiente año perdería de vista a más de uno de este dichoso lugar. Tenía ganas de ver el mundo, de viajar y de conocer a gente nueva. Tenía ganas de sentirme libre por una vez, y no como ahora, que me sentía el punto de mira durante todo el tiempo.

Si, ser el popular del instituto y el rey del baile año tras año me traía una serie de ventajas, como por ejemplo: salir con las chicas más lindas, obtener siempre los mejores asientos en el comedor o que algún que otro friki me hiciera las tareas de las asignaturas más difíciles. Pero también traía consigo el maldito castigo de sentirme observado todo el tiempo. No podía permitirme el lujo de fallar, mucho menos en algún partido de básquetbol. Debía ser el mejor todo el tiempo, todos los días.

Y comenzaba a ser agotador.

-Director. ¿Me mandó a llamar?

Abrí la puerta con sumo cuidado. Esta es una de las pocas veces que cruzo por este umbral, no soy de los que suelen meterse en problemas, o por lo menos, no tan seguido.

-Leonardo, siéntate por favor -el viejo yokai me indicó con la mano el lugar que debía tomar-. Te he llamado porque me gustaría hablar contigo antes que hacerlo con tus padres.

Trague con dificultad. Maldita sea, ¿pero qué había hecho?

-Pero...

-Leonardo, hijo. ¿Piensas estudiar una carrera? -me interrumpió con aquella pregunta.

-Claro que sí, director.

-¿Y has visto tus calificaciones del último curso?

-Bueno, pero la beca...

-Hijo, la beca no te la darán si este año no mejoras de manera notoria tus calificaciones.

No había sido capaz de escuchar más allá de lo que el director seguía comentando frente a mi porque de repente todo había carecido de sentido y de importancia. Realmente pensaba que podría pero... joder. El año anterior había sido una completa mierda, los entrenos insufribles de básquet me habían dejado sin apenas horas para estudiar, y para cuando debía hacerlo, siempre había una fiesta a la que asistir o una chica con la que quedar por lo que era perfectamente consciente de lo que el director decia. No obstante, siempre pense que por el simple hecho de ser el mejor jugador de la promoción, me sería suficiente.

Pero parece que estaba muy equivocado.

Tras una charla de poco más de quince minutos, sali con un propósito claro: remontar en todas -o casi todas- las asignaturas. No pensaba repetir curso, eso jamás.

-Estoy jodido.

Raphael comía una manzana ruidosamente mientras yo intentaba quejarme en paz, pero es que así era imposible.

-¿Me estás escuchando? Si no mejoro mis notas, a la mierda la universidad.

-Si, si -dice con un pedazo de la manzana a medio masticar-. Oye, ¿qué tal un par de clases extras? ¿No te serviría?

Lo pienso por algunos minutos. No podía hacerlo, no gastaría dinero para pagar clases particulares y si se lo pedía a mis padres, estos sospecharían, y eso es precisamente lo que no quiero que suceda, tengo miedo de defraudarlos por no ser el hijo que simplemente podía con todo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 20 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Flawless | Leotello Donde viven las historias. Descúbrelo ahora