Viviendo un amor(ch)

1. Conocer(se)nos

Relata Violeta

Hay palabras que no sabíamos que éramos capaces de pronunciar, hay acciones que desconocemos, miradas que nunca dimos, cosas que jamás nos gustaron y ahora así. Qué va, hay tanto que aún no conocemos de nosotrxs mismxs. No saber quien sos a los veinte y pico, es lo más normal del mundo; lo antinatural es tener todo resuelto en la vida. Aunque no niego, que durante mucho tiempo lo deseé.

Fue frustrante hace casi cuatro años, presentarme a un casting, que pretendía usar de trampolín para demostrarme que aún estaba a tiempo de no renunciar a la música. Pero ellxs no me eligieron. Al principio se lo atribuí al karma; mi familia y yo, somos súper unidxs, sin embargo, decidí no contarselos, cuando me dijeron que no, le eché la culpa a esa elección. Mi mamá se rio bastante cuando se enteró, y me hizo jurarle que seguiría luchando. 

Ver los anuncios de un nuevo casting este año, me hizo replantearme si el verdadero puente para llegar a mi deseo, sea el periodismo; la carrera que me mantuvo a flote desde entonces.

La fila es gigante, me ha acompañado mi chica para apaciguar la espera. Ella y yo, tenemos un vínculo muy lindo, sin reproche y lleno de confianza. Nos conocemos mucho y nuestra mirada acerca del amor es bastante similar. Mi día a día con ella, hace que las frustraciones se transformen en risas y los miedos se disipen.

Relata Chiara

A los 15, después del botón dorado de gente que admiro, pensé que esta carrera sería mucho más sencilla. No llegar a la final, de un programa de talentos, le rompió el corazón a aquella niña que creía estar cumpliendo su sueño. Pero no renuncié. La realidad es que es bastante difícil despedirse de un sueño tan grande y duradero, no solo por mí, sino también por la familia que me apoya y sobre todo, por mamá que siempre me acompaña. 

Este año me admitieron en la Esmuc. Y eso me confirmó que no debía siquiera pensar en abandonar este camino. Así que me mudé de ciudad. 

Cantar, canto desde siempre. No sé cuando empezó, ni porqué. Seguramente si me muriera y rencarnaría en otro cuerpo, seguiría siendo cantante. No encuentro aún las palabras para expresar lo que la música significa para mí, pero lo es todo y mucho más. Agua?, oxígeno?, comida?, sí son cosas indispensables para un humanx, pero yo estoy segura, de que si me tiran en alguna isla desierta, podría sobrevivir mucho tiempo, solo con mi voz.

Pero cantar es una cosa, y vivir en una sociedad de consumo a través de la música, es otra cosa totalmente distinta. Venirme a Barcelona, significó, seguir dependiendo del dinero de mis padres; no importa en cuanto bar u hotel consiga presentarme, jamás es suficiente.

Intenté con el casting de La Voz y lo pasé, al igual que un tramo de ese camino, pero terminó. Me hice muy buenos amigxs, me llevé comentarios preciosos acerca de mi arte y me fui. 

Ver en redes el flyer de Operación Triunfo, le sanó un poco el corazón a la niña de 15. Como si mi intuición me arrastrara hacia ese casting, a sabiendas de que esta vez, por fin, sería mi momento.

Pasé la primer fase, después de algunas horas, y si bien estaba exhausta, algo dentro de mí, me incitaba a no quedarme quieta, a disfrutar, lo que durara la experiencia. Es que después de cuatro años, mi cabeza estaba desordenada, pero era otra. El estar acá, era como cumplir mi sueño, o un pedazo de él.

9008 ha pasado a la siguiente fase.

Esto es una vorágine, como si pronto se transformara en una montaña rusa, llena de disfrute y colores. 

Conocí a Ruslana, es una chica bastante mala pero buena onda. Hemos pasado las fases juntas, así que tal vez en un futuro, seamos amigas. No me habla mucho, hace gestos extraños cuando doy volteretas, pero estoy muy contenta. Ella es, demasiado ¿tiesa?, está muy seria para ser tan joven; pero no hay tanta confianza para decírselo.

Hay demasiada gente hermosa. Y sé que vine por la música, pero la parte loca en mí, me dice que tal vez, podemos aprovechar nuestra estadía en este sitio. Antes de dejar Menorca, mi ciudad, pisaron mi corazón hasta que explotó. Ella se marchó sin detenerse a secar toda la sangre que mi órgano central, derramó por lo que nos hizo. Creí que me amaba, yo creí amarla. Ahora no estoy tan segura, todas mis teorías acerca del amor son muy delulus, dignas de tratamiento; pero tengo 19 años, es normal ser un caos.

Nos hacen pasar a un salón gigante, hay varias mesas largas y nos dan 3hs para conocernos, alimentarnos y acomodarnos. Pienso en la plata que debe salir todo esto y me pego en la frente para parar mi mente que va a mil por hora; se me dificulta encontrarme entre tantas personas.

-Ey, amorch, ¿qué haces? -me sostiene el brazo alguien que no conozco -¿estás bien?- me pregunta, mientras gira mi cuerpo y me mira a los ojos. Es hermosa. Ojos marrones como la canción de Lasso, mirada penetrante como la mía cuando me enojo, de estatura baja más que mi hermana, pelo rojo como mis mejillas cuando arden.

-Sí -aparto la vista de sus labios carnosos- perdón si te asusté -resoplo- intentaba parar mi mente que solo piensa en estupideces -quiero que se ría conmigo pero no lo hace.

-Ya-suspira-normal. Pero no te podes tratar así, porque si lo haces, ¿cómo vas a esperar que otrxs te traten bien? -acaricia mi brazo. Me siento arder y no sé si es vergüenza u otra cosa. No indago. Necesito que mi mente se quede en blanco!!!- Soy Violeta -pronuncia con una sonrisa.

-Soy Chiara- le devuelvo la sonrisa- ¿Comemos?

-Claro-noto como entrelaza sus dedos con los míos- vení, vamos que te presento a mi grupo-dice mientras me arrastra a través de la gente.

Y se siente bien, pero no de la forma caliente que sospeché, iba a habitar, una vez que vi sus labios y éstos me apetecieron. Se siente bien como de disfrute, de compañía y seguridad. Tiene sentido en dos segundos de conocernos?

La música.

Violeta.

Música.

Violeta.

Mi mente en blanco.

Violeta.