El Chico Perfecto - Helen Verne

El Principio del Fin

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Hace un tiempo existió un chico muy solitario, no tenía ni idea de quien era, cada que miraba su reflejo en el espejo se reclamaba a sí mismo lo mucho que odiaba ser quien es. Un día, tomó la decisión de buscar la manera de cambiar. En su facultad, observo a cada una de las personas que veía pasar, observo cada detalle, hasta el más mínimo, cuando de pronto lo vio, vio al indicado, la persona que para él era perfecta, un chico, el chico que siempre quiso ser, así que él fue el elegido.

Esa misma noche planeó todo, ya sabía que es lo que haría para poder ocupar el lugar de esa persona. A la noche siguiente, fue a su casa, el guapo chico estaba dormido, ejecutó su plan... y todo salio a la perfección. Tomó el cuchillo que llevaba en su chaqueta y más pronto de lo esperado, lo hundió justo donde esta su corazón... el chico murió. Como pudo, llevo su delgado y marcado cuerpo aún tibio hacia afuera, lo arrastró hasta un lugar algo alejado de ahí, y lo primero que hizo, fue despegar toda su piel, toda la metió en una grande bolsa negra y la llevó a su casa, puso manos a la obra.
Primero arreglo el rostro, no habia mucho que hacer, claro, había tenido cuidado hasta en la más mínima cosa, no quería maltratar su pronta imagen.
Arregló cada detalle, manos, pies, abdomen, brazos, cuello, todo, hasta que por fin quedó.
Desnudó su enjuto cuerpo y colocó la piel tan hermosa de aquel chico, el cual había quedado en el pasado... quedó satisfecho.

Al día siguiente, fue a su facultad, pero pasó algo que había olvidado, claro, era el popular, todos empezaron a acercarse a él, ¿Cómo pudo olvidarse de eso? Pero a fin de cuentas era eso lo que quería... ¿no?
Pasaron días, meses, y después de todo, ya no se sentía agusto con esa identidad, ya no sentía lo mismo, comenzaba a pesarle mucho, y no sólo físicamente, estaba cansado, extrañaba su vida solitaria, fue cuando se dio cuenta, se había convertido en un monstruo, por ser tan egoísta le arrebato la vida a un chico que era feliz y no tenia la culpa de su desafortunada vida.
Así que decidió quitarse esa carga de encima, pero... de nuevo se olvidó de algo.
La piel había comenzado a pudrirce, había gusanos comiendoce cada parte de su cuerpo, mientras él estaba vivo. Y en un arranque de desesperación por quitarse todos, tropezó y cayó por las escaleras de su pequeña y solitaria casa, su cuello tronó y fue lo último que escuchó.

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