6

1.9K 193 18
                                    

Taehyung

Nos encontramos en casa de mis padres, fingiendo ser una pareja perfecta y sé que ellos también intentan convencerse de este amor. Jungkook me rodea por la cintura con su mano en un gesto cariñoso, cuando sé que desea soltarme, como si pudiera contagiarle alguna enfermedad.

—¿Por qué han vuelto antes? —pregunta mi padre.

—Tengo trabajo pendiente, suegro; pero le prometí a TaeTae que lo recompensaría apenas tenga un tiempo libre.

¿TaeTae? Qué bien se le da ponerme tontos apodos cuando nos encontramos en la mansión Kim.

—Entiendo, Jungkook. Mi hijo como tu esposo, debe entender que el trabajo es algo primordial en una familia.

Quizás mi padre se encuentra de su lado porque él es de esa misma estúpida manera, y aunque mi madre no hablaría, sé que odia tanto como yo que nunca le den tiempo de calidad y apapachos por las noches.

—Agradezco profundamente tener un compañero como Taehyung, que me entiende y apoya incondicionalmente.

—Debes ser un excelente esposo para tener a mi hijo a tu lado.

—No me encuentro seguro de ser el mejor, pero lo intento cada día.

¿Lo intenta? No podía ser un poco más honesto con él y con los presentes que conocemos perfectamente la historia.

—¿Cómo te encuentras, hijo?

La mano del azabache aprieta mi muslo sin demasiada fuerza para no levantar sospechas, pero sus ojos me ruegan que siga su mentira.

—Bien... Kookie es... el mejor esposo que podría tener... me ama profundamente.

—Me alegra escuchar eso —mi madre fuerza una sonrisa—. ¿Podrían ir a montar a caballo? Así pueden pasar un tiempo juntos antes de que Jungkook vuelva a hacerse cargo de las empresas.

—Está bien —me apresuro a responder.

Él me dirige una mala mirada porque aún no supera su trauma de los diez años, y aunque me he esforzado en ayudarle a superar su miedo a los caballos, Jungkook no coopera.

—No puedo. Tengo una llamada pendiente con mi secretaria.

—¿No puede ser más tarde?

—No, amor. En otro momento pasamos tiempo juntos —besa rápidamente mis labios.

Entra una llamada en su móvil que lo hace removerse incómodo en el sofá, como si en realidad no fuera lo que esperaba. Pero aún así, se gira un momento hacia mí para luego apresurarse a subir hacia el segundo piso. Sin razón alguna, tuve el presentimiento de seguirle; y antes de darme cuenta, mi cuerpo se había movido por sí solo.

📱: Hola, Sohee —su manera de hablarle es más cariñosa que cómo lo hace conmigo.

No logro oír su respuesta y eso es aún más molesto.

📱: Está noche en dónde siempre.

📱: Aja, pero no puedo quedarme contigo.

Después De ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora