𝐒𝐎 𝐈𝐓 𝐆𝐎𝐄𝐒 - Percy Jackson y los dioses del Olimpo
𝗪𝗬𝗟𝗔𝗡 𝗥𝗢𝗨𝗦𝗦𝗘𝗔𝗨, es un semidiós de 13 años, hijo de Ares, el dios de la guerra. Un chico de pocos amigos y muy competitivo, que cuando conoce a Percy su mundo cambia drásticamen...
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Cuando Wylan despertó, el dolor en su cuerpo fue instantáneo. Se levantó como pudo a pesar del insoportable dolor que sentía, tambaleándose un poco. Esa si que fue una caída brutal; se tronaba los huesos de su cuerpo adolorido.
Entonces recordó.
Percy.
Él no estaba ahí.
Wylan caminaba en busca del rubio, cada paso que daba estaba lleno de temor, sus piernas temblaban bajo el peso de su propia angustia. El aire parecía más pesado, más denso. Su respiración se aceleró y su corazón latía a toda velocidad. Pero Wylan no podía parar, no podía detenerse. Necesitaba encontarlo.
── ¡Percy!── gritó, volteando a ver hacía todos lados ── ¡Percy!
Y ahí fue cuando lo vió.
Percy trepaba la valla junto al río. Wylan pudo respirar correctamente.
Estaba vivo.
Estaba a salvo.
Ambos tenían sus miradas sobre el otro, Wylan corrió hacía el rubio con alivio en sus ojos, al momento de estar frente a frente, Percy se adelantó y presionó sus labios contra los de Wylan.
Wylan no había esperado eso para nada, quedó inmóvil y sin aire en sus pulmones. Pero no pudo evitar sentir una oleada de calidez en su cuerpo, un calor que lo recorría como si fuera una ola de agua. ¿Por qué Percy lo había besado? Su mente no podía procesar la situación. Sus sentimientos estaban en un caos, atrapados entre la emoción, la confusión, la sorpresa y una tercera emoción que Wylan no podía identificar. Pero, a pesar de todo, la sensación del contacto con Percy era increíble, poderoso. Fue como un electroshock, como si su corazón hubiera vuelto a cobrar vida; pero su cuerpo no parecía querer alejarse. Quería que ese momento durara para siempre
Entonces, Percy tomó de nuevo la mano de Wylan. Esta vez, las palmas se encontraron, y sus dedos se entrelazaron. Ambos permanecieron en silencio, sus ojos clavados en los del otro. Y, lentamente, sus labios se acercaron de nuevo, hasta que sus bocas se tocaron de nuevo. Esta vez, el beso no fue como el primero, ese fue apresurado, acelerado, este era dulce y lento, como si tuvieran todo el tiempo del mundo, como si el tiempo se hubiera detenido, como si nada más existiera en ese momento, excepto ellos. Wylan sintió como su corazón se henchía de una emoción indescriptible, que lo tomaba completamente. Sus dedos se enredaron con los de Percy.
Su cuerpo se derretía en los brazos de Percy, que lo estrechaba contra su pecho. Wylan cerró los ojos, y su mente se llenó de pensamientos sobre lo maravilloso que se sentía. Su corazón parecía arder, y no quería que ese momento terminara nunca. Pero, poco a poco, la realidad volvió a imponerse, y Wylan se dio cuenta de dónde estaba. Se separó de Percy lentamente, sin dejar de mirarlo, aún sintiendo su calor en sus dedos. Sus ojos estaban fijos en los de Percy, un silencio incómodo se extendió entre ellos. Wylan no sabía qué decir, y no sabía qué sentía. ¿Era felicidad, alegría o algo más? Su cuerpo y su mente estaban en tensión, pero en ese momento, se dio cuenta de lo que quería. Quería más. Quería que ese momento nunca terminara. Quería sentir esa conexión de nuevo, quería abrazar a Percy otra vez. Pero, era incapaz de moverse. Estaba petrificado, sin saber qué decir o qué hacer. Sus palabras se quedaron atrapadas en su garganta, y no podía pronunciarlas. Era un momento que Wylan sabia que jamás olvidaría, y Percy tampoco.
