2. Hyein.

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Tener a un bebé (o una bebé) en el auto, es la situación más extraña que alguna de esas cuatro personas adultas, vivió. Y es que no es natural, de primeras, abandonar a un bebé en la nieve.

Hanni piensa que por tamaño y contextura física, debe tener un mes o menos. Es pequeño y frágil todavía, por lo que sigue siendo un bebé.

Entre todas están intentando generar calor para que no sufra de frío, sobre todo por haber estado quién sabe cuánto tiempo en la nieve. Es un milagro que siga vivo y no tenga hipotermia.

El bebé está acostado en el medio de los asientos de atrás, todas mirándolo con curiosidad y preocupación.

—Hola, pequeña —Danielle sonríe y le habla con dulzura —. Es un milagro que estés viva.

—¿Dejará de llorar o no? —pregunta Haerin.

—No seas tan dura —reprocha Dani, golpeando su mano apoyada en su asiento. —Haerin es un poco bruta, pequeña, pero no te preocupes que te vamos a cuidar. Tienes a Hanni y a Minji... aunque claro, no es un aporte ahora mismo. ¡Pero también me tienes a mí!

El bebé no deja de llorar y eso desespera al grupo porque no saben cómo arreglarlo. Independientemente de si Hanni estudia pediatría, esto es muy nuevo para ella.

—Algo le debe molestar —murmura Haerin.

—O está muerto de frío; estuvo en la nieve —dice Minji, —Toma, colócale mi chaqueta.

La chica más alta se quita su chaqueta para entregársela a Hanni, quien inmediatamente la toma para poder envolver al bebé allí y acogerla en sus brazos otra vez, así la mece y calma su llanto.

—¿Será niño o niña? —pregunta Minji.

—¡Es una niña! Mírale las mejillas, sus ojos, y la ropa; es rosa —destaca Dani —. Es una bebé.

—Bueno, tiene sentido —dice Hanni.

—¿Y qué vamos a hacer? Está abandonada.

Las chicas se quedan en silencio, en ese mismo dilema de qué hacer. Porque para esto, nadie te prepara.

—Iremos al dormitorio —Hanni se encoge de hombros. —Es lo único que nos queda.

Llegar al campus considerablemente tarde y con una sorpresa de Dios (como lo dijo Dani antes de bajarse del auto), no es el panorama navideño que estas cuatro personas querían.

Minji llegó tropezando a la puerta del cuarto de Hanni y Haerin, mientras se afirmaba de ésta para tener el suficiente agarre para sobrevivir a esas escaleras.

Danielle cargaba a la bebé, Hanni la pañalera y cuando estuvieron dentro del cuarto, la pequeña dejó de llorar.

Y ahora están en la sala, sentadas en silencio mientras piensan en qué demonios hacer.

—Es una recién nacida —murmura Hanni. —¿Qué se supone que haremos?

—Llevarla a la policía —responde Haerin.

—No, no —Danielle se antepone enseguida —, una niña no puede vivir sus primeros días de navidad en una estación de policía.

—¿Y qué sugieres tú? —Haerin se echa hacia atrás.

Por la sonrisa que ven en el rostro de Danielle, saben que su idea no se trata de la más acertada en la lógica humana de supervivencia que siguen, como ir a dejarla a la estación de policía para que hagan su trabajo de regresar a la bebé a donde corresponde.

—¿Estás pensando en...?

—Quedarnos con ella —completa.

—¿¡Qué!? —exclaman

lost in boston | newjeans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora