Deckard,mia y letty se encontraban en las calles de japon apunto de comer unos fideos a pedido de deckard,quien colmó la paciencia de su suegra por insistirle en comer algo.
Deckard: Esto esta demasiado rico —habló despues de comerse todo el plato— eres la mejor suegra del mundo.
Mia: ¿Tan asi? —soltó una risa—
Deckard: Bueno,ella lo pagó. —ambas rieron—
Mia: ¿Creen que jacob sepa de la conexión con han?
Letty: Si tiene la misma información que nosotros,segueamente.
Mia: Nunca le dije a dom... mantuve contacto con em despues de lo que pasó —deckard la miró sorprendido—
Deckard: Dom te hubiera casi asesinado si se entera esto.
Letty: Y tu cerrarás esa bocota,hablas demasiado.
Deckard: Ni mi mujer me regaña asi —rodo los ojos—
Mia: Vivío con buddy como un año y luego se fue con el mensaje de que no lo siguieran. Cuando se fue estaba tan desesperada por encontrarlo que hubiera hecho cualquier cosa,incluso busque en el archivo de policias,pero no encontré nada.
Deckard: Pudiste haber evitado esto —susurró para si mismo—
Letty: Una palabra mas y hago que regreses a estados unidos de una patada.
Deckard: Al cabo que ni queria opinar.
Letty: ¿Como hiciste eso? Tenias dieciseis años.
Mia: Debía hacerlo.
Letty iba a responder,pero su mirada cambío cuando vió algo.
Deckard: ¿Viste un fantasma o que?
Letty: Tiene que ser una broma.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Atenea miraba fascinada los locales de londres junto a su padre. Ahora tenía un nuevo destino favorito.
Dom: ¿No estaras pensando en venir a vivir aqui o si?
Atenea: Oh claro que si —sonrío—
Dom iba en busca de su consuegra,algo que su hija no sabia hasta que la vió de espaldas.
Dom: Lindo collar quinee.
Magdalene sonrío aun dandole la espalda a los toretto.
Atenea: Los diamentes y perlas no podrian verse mejor,suegra —habló ella,sonriendo—
Magdalene: Dominic y atenea toretto.
Dom: Se dicen en las calles que te encerraron —habló acercandose a ella—
Magdalene: Si bueno,solo entré y salí —levantó sus hombros—
Atenea: ¿Cuando van a entender? hay aves que no pueden enjaularse.
