ME NIEGO A PERDERTE AMÁNDOTE

CAPITULO IV

El amor y la química fueron empezando entre ambos, se sentía a metros esas ganas de comerse al mundo juntos, pero aún había esa duda de que pasaba con tal chica, pero poco a poco fue desapareciendo porque él sin darse cuenta me demostraba el interés que no podía por la chica nombrada anteriormente.
Finalizó toda esta experiencia del viaje pero en ese mismo instante empezó la nuestra, recuerdo haber ido de la mano con él hacia un parque sin rumbo, solamente me sentía segura porque estaba tomada de su mano, en un momento nos detuvimos a hablar de cosas sin sentido, empezaron las risas, las historias, las pequeñas cositas que nos habían marcado y en un segundo nos acostamos en una colina mirando al cielo y en ese momento no existía nadie más, él arriesgó y me beso, fue un beso lento, un beso mágico que me hizo sentir que ahí era y quería que fuera mi lugar seguro a partir de ese momento en adelante, sentía su calidez en sus labios a cada segundo de besarme, mi mente paró todo lo que la rondaba, los problemas desaparecieron y luego se termina el beso ambos sonreímos, habíamos esperado mucho por esto y finalmente pasó, era el inicio de toda esta magia que atravesaríamos juntos.
Seguimos el camino tomados de la mano, arrancó una flor hermosa para mí y me sentí tan completa, empezó a caer la lluvia pero nada importaba porque estábamos juntos, el calor de su mano, el sentirlo aceleraba todo de mí, paramos y nos besamos debajo de la lluvia mil veces hasta que llegamos a mi destino para regresarme a mi casa, estábamos empapados por la lluvia pero muy felices por disfrutar de nuestro momento.