A La Mañana Siguiente

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A la mañana siguiente, los primeros rayos de sol empezaron a filtrarse a través de las cortinas, creando un espectáculo de luces y sombras en la habitación. Las finas proyecciones iluminaron la figura dormida del de trenzas azuladas, sacándole poco a poco de su letargo. Venti abrió los ojos con pesadez, parpadeando varias veces mientras intentaba acostumbrarse a la luz. Miró a su alrededor, intentando reconocer el lugar en el que se encontraba, pero algo le hizo detenerse en seco. Al incorporarse, notó una sensación extraña, algo pesado y cálido le rodeaba la cintura. Confundido, se giró para ver con sus propios ojos de qué se trataba, fue entonces cuando se encontró con la imagen de Diluc, que dormía plácidamente a su lado, con su larga melena pelirroja completamente despeinada y alborotada. Su respiración era lenta y constante, y en su rostro había una expresión de paz que rara vez se veía cuando estaba despierto.

Venti se encontraba en un estado de confusión y desesperación. Los recuerdos de la noche anterior comenzaron a inundar su mente, llegando a él en pequeños fragmentos que iban llenando los huecos en su memoria. Cada imagen, cada sonido, cada sensación, todo comenzó a agolparse en su mente, creando un torbellino de emociones que lo dejó atónito.

Al procesar lo ocurrido, Venti se sobresaltó, tratando de apartarse tan rápido como pudo. Pero en cuanto intentó moverse, un cosquilleo le recorrió la columna, despertando sus conexiones nerviosas que enviaban pequeñas descargas de un dolor punzante que le paralizaban en su sitio. El pena era tan intensa que Venti rompió en llanto, derramando sus lágrimas sin siquiera percatarse. Se sentía terriblemente mortificado por sus acciones, siendo capaz de recordar qué lo llevó a cometer tales actos. Sus sollozos alertaron a Diluc, quien inmediatamente despertó de su sueño y se incorporó, exaltado.

- ¡Venti! ¿¡Qué pasó!? ¿Estás bien, te lastimaste? - Preguntó Diluc, con su voz llena de preocupación. La primera reacción del pelirrojo ante la angustia de su acompañante, fue tratar de consolarlo y enmendar la situación tanto como le fuera posible, aún cuando no tenía ni idea de qué lo había ocasionado. Pero Diluc aún no era consciente de lo que había ocurrido, por lo que, en cuanto una brisa fresca chocó contra su piel desnuda, este, desconcertado, no fue capaz de recordar lo ocurrido.

- ¿Dónde... qué- qué pasó? ¿Qué pasó con mi... y tú...? Anoche... ¿Nosotros nos...? - Diluc había despertado en una situación desconocida, con recuerdos borrosos de la noche anterior a los que apenas podía darles sentido. No entendía cómo había llegado a este punto, cómo había permitido que las cosas se descontrolaran tanto. Poco y nada sabía que se había dejado llevar por las circunstancias, por las emociones y por el calor del momento.

La noche anterior era un borrón en su memoria, una serie de imágenes y sonidos que no tenía sentido. No recordaba cómo había terminado en esta situación, cómo había terminado en esta cama, con Venti a su lado. Pero entonces, el sonido de los sollozos de Venti lo sacó de sus pensamientos. Diluc se giró para mirarlo, y el corazón le dio un vuelco al ver las lágrimas que corrían por las mejillas de Venti, le hizo suponer lo peor. ¿Acaso lo había lastimado? ¿Había hecho algo que hubiera causado tal angustia en Venti? La idea lo aterraba, porque en realidad, Diluc no era así. No era de los que hacían daño a los demás en pleno uso de todas sus facultades, y menos a alguien a quien apreciaba tanto como a Venti.

Pero a pesar de sus suposiciones, la realidad era otra. No había lastimado a Venti, no de la manera que pensaba. Las lágrimas de Venti no eran por dolor físico, sino por una tormenta de emociones que Diluc aún no comprendía. Pobre y desorientado Diluc, se encontraba en medio de una situación que no entendía, luchando por recordar lo que había ocurrido.

- No puede ser... ¿Yo te hice esto...? - «No... yo jamás...» Las palabras se quedaron atrapadas en la garganta de Diluc, una negación desesperada ante la realidad que se le presentaba. Pero, ¿de qué otra manera podría explicar la situación en la que se encontraban? Las lágrimas del peliazul caían como perlas brillantes sobre las sábanas. ¿Cómo había podido perder el control de esta forma? ¿Cómo había permitido que las cosas llegaran a este punto?

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⏰ Última actualización: Feb 26 ⏰

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ɪɴᴅᴏ́ᴍɪᴛᴏ - [ɢᴇɴsʜɪɴ ɪᴍᴘᴀᴄᴛ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora