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La noche se había hecho presente desde hace un muy buen rato, sus manos en su cabello, su cara completamente roja y él en si, mojado en sudor.
Parecía estar completamente ido, cosa que no era cierto, solo estaba algo tomado y a la vez las cosas se habían comenzado a calentar cerca de él.
— ¿Soot...? —
Gimió levemente, alzando la mirada a la par de que su respiración se agitaba. Wilbur hacía milagros.
Ahí se dio cuenta de que realmente no podía hacer nada como para impedir el estar solo en ese baño, suspiró y una lágrima cayó por su mejilla, el alcohol atontaba a la gente y esta era la principal prueba de ello, así que sin nada más que decir, se dispuso a enjuagarse la cara y se dio media vuelta, abandonando el lugar.
— Wilbur... —
Susurró. Parecía ser lo único que buscaba en ese momento, era un desastre de lágrimas y pasaba por una muy gran multitud de gente bien vestida y una que otra que estaba metiéndose con otros. Wilbur no estaba presente.
— Maldita sea... Wilbur... —
Atontado al 100%
Suspiros pesados, sus manos buscaban el cuerpo de Wilbur y su mirada iba de persona en persona, no podía confundir a su pareja con nadie, Wilbur era fácilmente reconocible.
— Wilbur... ya.. ven... —
No decía otra cosa más, el nombre de su amante era lo único que su vocabulario necesitaba.
Hasta que se cansó.
Sus lágrimas caían por todo el lugar, sus tirantes que ataban su pantalón de su camisa se habían desatado y estaban tocando el suelo, Quackity cubría su rostro y sus alas trataban de cubrir su cuerpo para no parecer débil. Estaba borracho, era obvio, pues si... ¿Cuándo verías a Quackity llorando?
Sus manos poco a poco tomaron su celular y empezaron a marcar a un número en específico.
Beep.
Sonó y no hubo respuesta, seguido de otro
Beep.
Aún nada.
Beep.
— ¿Quackity...? —
Ahí fue cuando se desmoronó, rompiendo en llanto aún en la llamada.
