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La luna era hermosa, la luna era brillante y todos siempre la miraban, todos amaban a la luna por su brillo en la más oscura de las noches, esas noches que cuando te encuentras solo y perdido la luna te iluminaba con su luz y te ayudaba a encontrar tu camino.

Así era el brillo de la luna, siempre sola, la luna era egoísta, no le gustaba que el sol lo tapará, odiaba eso, a el le gustaría que solo el fuera el único. Pero bueno la luna era solitaria por alguna razón, todos odiaban su humor y su grandeza, se creía que era el único al que le debían veneración.
Hasta que un viejo dios llegó al lugar donde todos los dioses se reunían, la luna quedó encantada por el océano.

Satoru Gojo la luna, así se hacía llamar cuando tomaba su forma humana para así caminar entre los hombres, su apariencia era única y hermosa. Ojos azules,piel Nivea,largas piernas, albino y con una estatura que todos se veían a su lado pequeños.

Altanero.

Quedó flechado por océano.

Océano, un viejo dios, cabellos largos y sedoso, no era tan alto como luna, un rostro hermoso andrógino, su piel era trigueña, su voz era melodiosa.

Suguru Geto era su nombre mortal.

No hablaba, siempre miraba a todos como si el fuera único, una mirada fría y ególatra, así era océano, solitario nadie nunca hablaba de él. Océano era solitario. Océano no tenía humor. Océano no tenía amigos. Todos decían eso.

Luna quedó embelesado por océano.
O bueno Satoru quedó prensado por Suguru.

Suguru siempre estaba solo y Satoru no sabía cómo acercarse. Hasta que una de las reuniones Satoru, aprovechó y como el sabía hacerlo le hablo.

- Y ese flequillo? Acaso eres emo chico?

Satoru Gojo, el que siempre daba buenas impresiones en el primer encuentro.

Suguru solo lo miro mal, y se retiró. Suguru solo pensó que era un grosero irrespetuoso.

Y así en cada reunión Satoru poco a poco se acercaba a más a Suguru. Suguru, al principio solo lo miraba o se mantenía en silencio cuando le empezaba a hablar.
Después de un mes Suguru, en cada reunión mensual se le veía hablando con Satoru, nadie entedia el como ellos hablaban, al final entendieron que tal vez entre iguales se entendían.

La relación fue escalando poco a poco, no solo se veían en las juntas, a veces se citaban en ciertos lugares para verse, Satoru a veces iba al mar y visitaba a Suguru, Suguru, al inicio no entendía las visitas sin aviso del albino pero fueron perdiendo importancia y no se dió cuenta en que momento fue que esas visitas pasaron a ser amadas por el pelinegro.

Ambos dioses eran inseparables, en un momento para otro tomaron la decisión de vivir juntos, optaron por un lugar donde el mar estuviera a unos pasos y la luna brillará preciosa como vista. Ambos vivirían sin molestias ahí juntos.

Luna y océano eran más que amigos?
Nadie lo sabía.
Nadie tenía una respuesta.
Solo ellos lo sabían.
Solo ellos sabían las caricias y sonrisas con cariño que compartían.

Fue esa noche que se mudaron a su nuevo hogar que se confesaron sus sentimientos, sentimientos que eran recíprocos.

El abrazo no faltó, las miradas embelesadas y Satoru tomando la mano del moreno para besarla. Suguru lo miro sorprendido y encantado, se miraron a los ojos y compartieron mucho con solo verse.
Se besaron o bueno Suguru dió el primer paso, Satoru al ver esto no se quedó atrás y siguió esté para al final Satoru quedando vencedor de la lucha de lenguas que se precenciaba y solo la luna era testigo.

Ambos se entregaron, el bosque atrás de ellos fue el testigo del amor de dos almas y la entrega entera de los seres más antiguos.

Suspiros.
Jadeos.
Respiraciones.
Gemidos.
Amor.

Nadie podía hacerles daño en ese recóndito lugar que era su hogar.
Cierto?









Oh bueno, eso creíamos , los simples mortales.

Pasando meses, se veía a un niño de cabellos azabaches corriendo, y a un albino detras de este. Un niño nacido de la unión de dos seres poderosos.

Lo que ambos dioses no sabian es que un rey pronto convertiria a cenizas ese lugar.

Fuego.
Humo.
Fumorola.
Todo era un caos.

El dios del oceano no quería irse de ese lugar, ese pequeño punto era su hogar no iba a permitir que un ser que se hacia llamar rey de las maldiciones le robara su felicidad .

Satoru estérico lo detuvo, Suguru iría a deterlo.

Algo malo estaba a punto de suceder.

Suguru limpió las lágrimas de su esposo, le sonrío, todo estaría bien, sus ojos le dijeron.

- Quédate y cuida a nuestro hijo, un ser hermoso como tu, no debiria ser visto, mirate.

- No llores, yo regresare

El dios de la luna lo vio irse.

La desesperación por saber de su esposo era abrumadora, no habia día que satoru se sintiera desespero por ir a buscarlo. Quería tenerlo entre sys brazos, quería abrazarlo y besarlo, pero no podía hacerlo pir que el no se encuentra junto a el.

Los dias pasaron.

La luna dejo de salir y el mundo se oscureció. El mundo era pura negrura, solo la luz artificial podia darke color.

Satoru había entrado en un modo de depresión y tristeza, hacia dias que sentía dolor, y sabía que era lo que pasaba.
Suguru era el por que sentía esos dolores, al estar unidos ambos pueden sentir el dolor ageno como sus sentir. Y algo malo le estaba sucediendo. El no podía salir del bosque por Meg, tenía que cuidar de él, se lo había prometido a su pareja.


Un grito de dolor, el dios del oceano habia muerto y su pareja habia sentido cada golpe y angustia del otro.

Satoru lloraba, solo le quedaba sentir como la vida de su esposo se apagaba.

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Me ire a tirar de un barranco 😭

No se qué ise y no soporté 💔

Denle amor y espero también les gusté 🥲

Siganme, denle estrellita y comenten 🌷🦋

Dioses | SuguSatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora