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— ¡Buenos días, señora!. ¿Mi novia otra vez olvidó pasar por las flores? —
La misma mujer que hace tiempo conoció, le entrega el precioso ramo de tulipanes a Son Chaeyoung. Quedando admirada.
— Oh... parece que si, aunque no la he visto por ninguna parte en este tiempo. —
Son abraza con sus dedos el ramo que huele precioso junto a su artesanal decorado.
— Mí novia suele ser tímida, agradezco la paciencia que tiene su marido y usted. —
De lejos, se aproxima aquel mencionado hombre, que junto a su esposa despiden a Son Chaeyoung.
— Vé siempre protegida, muchacha. Que tengas un bendecido día. —
Deseó sin dejarse nada guardado.
— ¡Adiós!, mi novia me espera. —
El silencio volvió a la tienda, con esa misma y reciclada incomodidad.
— Nunca ha venido ella aquí. ¿Cuándo será el día que así sea? —
Cuestionó el anciano. Quién sujeta la mano de su esposa.
— Sabes que no podemos hacer nada. Y no podemos negarnos a prepararle siempre el hermoso obsequio que le regala a su novia. —
Si las flores hablarán, dirían como se sentiría una persona cada vez que miren sus pétalos, encontrarían el significado de todos sus sentimientos que yacen en cada pétalo y de la raíz el tiempo que les depara para toda la vida.
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