sentimientos

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julián despertó por la molesta vibración de su celular. lo primero que sintió fue un fuerte dolor de cabeza, así que se sentó en la cama y respiró hondo tratando de ubicarse en tiempo y espacio. recordó que ayer se había ido de joda y que había tomado más de lo normal; no tenía idea de que hora era.

cuando agarró su celular y vió la hora y la cantidad de llamadas y mensajes que tenía, se quedó helado. eran casi las cinco de la tarde del sábado. tenía alrededor de diez llamadas perdidas y setenta mensaje de rodrigo preguntandole si estaba bien, si había llegado a su casa, incluso si era necesario que llamara a la policía... un dramático total.

pero pensó que no seria mala idea invitarlo a su casa y que lo cuidara un poco. a parte seguro que de cualquier manera le iba a hacer un cuestionario sobre lo que paso, porque sí, rodrigo era un chusma total.

–hola loco
–antes que nada, estoy bien, sano y salvo en mi casa
–t invito cordialmente a q vengas y así te cuento todo


–mira, no te digo nada porque al menos t dignaste a invitarme a tu casa, pero cuando llegue ya vas a ver.
–ya estoy por salir.

sabía que se le venía terrible cagada a pedo pero bueno, era inevitable. juli apagó su celular y se volvió a recostar en su cama con los ojos cerrados, tratando de recordar cada momento de su salida para poder contarle a su amigo.

mientras iba reconstruyendo en su mente toda la secuencia recordó algo muy pero muy importante que había hecho. había besado a enzo fernández...

julián por un momento sintió que su corazón dejó de latir, podía jurar que murió por un segundo. "¿por qué hice eso?", "¿qué voy a hacer ahora?", "enzo me va a matar." esos eran algunos de los pensamientos y preguntas que se hacía en ese momento.

quería llorar, estaba desesperado y por ningún motivo quería salir de su casa. estaba aterrado de lo que podía llegar a pasar. necesitaba que rodrigo llegara y que lo ayudara a pensar con claridad. si bien estaba asustado de contarlo, peor iba a ser si no decía nada. iba a explotar.


después de tener ochenta crisis existenciales, llegó rodri. fue volando a abrirle la puerta y lo abrazó con todas sus fuerzas mientras lloraba como un bebé. –ay dios mío nene, qué te pasó? por qué lloras? a quién hay que matar?– rodrigo decía asustado mientras tomaba a julián de los hombros mirándolo.

–a mi me tenés que matar...– decía entre lágrimas sin que se le entendiera mucho. –anda a la pieza ya, espera que te voy a servir un vaso de agua y me vas a contar todo ya.–

rodri fue hasta la cocina a buscar una botella de agua, un vaso y algunas servilletas porque seguro que estaba lleno de mocos. mentiría si dijera que no estaba preocupado por su amigo, juli no era de largarse a llorar de esa manera. algo había pasado, algo grande...

–bueno, acá estoy. toma, sonate la nariz que me vas a llenar la ropa de mocos.– decía rodri para después pasarle las servilletas y servirle un poco de agua.

una vez juli ya estaba más calmado, rodri habló. –ahora me vas a decir qué es lo que pasó? por qué estás tan angustiado nene? te hizo algo este pibe con el que saliste?– ju estaba con la mirada media pérdida, tenía los ojos hinchados y lágrimas secas en sus mejillas, sin mencionar que la cabeza le iba a explotar por el dolor.

–antes que nada, podes pasarme un ibuprofeno del cajón que está en la mesita de luz, porfa?– le señaló a rodri la mesita y este hizo exactamente lo que su amigo le pidió. –bueno... tengo mucho que contarte, teneme paciencia que se me parte la cabeza y todavía ni yo caigo de lo que hice.–

enzo, ¡no me boludees! - enzulian.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora