"Ojos que no ven, corazón que no siente."
El pétalo morado se deslizó de sus labios con la delicadeza de una pluma danzante, cayendo al suelo como un suspiro perdido en la brisa. Sabía que aquel insignificante pétalo desataría una tormenta de problemas, una vorágine de caos que amenazaba con consumirlo. Se encontraba atrapado entre la desesperación que crecía en su interior como raíces enredadas y la presión aplastante que lo rodeaba.
Rogaba en silencio, con lágrimas que surcaban su rostro y sollozos apenas audibles, mientras la angustia y la rabia se apoderaban de su ser. La sonrisa que solía adornar su rostro se desvaneció, dejando paso a una mueca retorcida de dolor y frustración.
En medio de la desesperación, con opciones limitadas y un nudo en la garganta, se vio tentado por la última salida. Sin decir una palabra, tomó el pétalo entre sus manos temblorosas y lo arrojó por la ventana, como si con ese gesto pudiera deshacerse de las raíces que amenazaban con consumirlo por dentro.
"Carajo"
Un insulto inaudible y razposo fue susurrado al viento con enojo y tristeza, maldecia sus sentimientos por ser tan exagerados y a si mismo por el pesar de llevarlos con sigo mismo.
Unas risas se escucharon fuera a de la cazona, sin dar créditos a su silencio se asomo para ver qué era que yo que sonaba con tanta gracia en un momento que para el era desgarrador.
Riendo a mandíbula abierta yacía el ser que desató el destino de pétalos desenfrenados, el único capaz de poner fin a la historia desde su raíz. Sus ojos resplandecían como soles en el firmamento, su pelaje amarillo y naranja acariciaba la luz con suavidad, como plumas acariciando el viento. Sus ojos, grandes y brillantes, reflejaban un universo de misterios y secretos con historias tan maravillosas como su sonrisa rezclandecientes.
En un instante, sintió un nudo en garganta que amenazaba con sofocarlo, deteniendo su círculo respiratorio desencadenando un tamborileo desenfrenado en su pecho. Algo diminuto pero significativo se atascaba en su garganta, dificultando cada bocanada de aire. Sus ojos se llenaron de lágrimas ante la presión y la desesperación que lo invían, hasta que, con un esfuerzo supremo, tosió una última vez. De su boca emergieron varios pétalos en una cascada de tonos morados y violetas, salpicados con destellos de sangre.
Con los ojos rojos y lagrimiantes Ignoro todo pensamientos y se fue a su habitación, sus ojos no vieron y su garganta no dolía, ignoraria todo y a todos como lo hacía todo el tiempo y el curso de la vida continuaría hasta que el fin de su vida y el último suspiro sea escuchado.
¡Si encuentran alguna falta de ortografía mis más sinceras disculpas!