Rabbit squirt

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Park Sunghoon, toda su vida estuvo avergonzado de si mismo, era un tipo de cosa extraña incluso para su familia. Ser un híbrido de conejo era lo más normal, incluso eran la mayoría de la población, ya saben lo que dicen… bueno, ellos tienen una reputación bastante peculiar así que eran blanco fácil para ser llamados despectivamente y  para que otros híbridos intentarán tomarlos en sus puntos más débiles y poseerlos.

Sin embargo Sunghoon era una anormalidad dentro de su propia especie, era la imperfección hecha así misma, al menos eso le decían, creyó que tener una vagina en lugar de pene como se lo indicaba su sexo sería su mayor problema y punto de rechazo aunque claro, nadie tendría que saberlo, pero para su suerte tuvo que nacer en la familia de híbridos conejos más habladores y chismosos provocando que sus pequeños pasos en el mundo fueran una tortura siendo señalado por esa condición tan vergonzosa.

Pero sorprendentemente eso no sería lo peor, su suerte nunca fue buena aunque no esperaba que fuera tan paupérrima, pero mientras crecía se dio cuenta de que sus largas, blancas y esponjosas orejas causaban molestias a los demás, eran más largas y anchas que el promedio por lo que siempre fueron una obstrucción para contrarios, en clases siempre tuvo que sentarse en las últimas filas a pesar de que su vista era horrible y debía llevar unos enormes anteojos redondos que le provocaban fatiga, cuando iba a los que cines terminaba expulsado por sus propios padres puesto todos le decían que hicieran algo con esas “cosas molestas” y preferían sacarlo de la sala que defenderlo o buscar una alternativa y así con otros escenarios similares. Y si con todo aquello no era suficiente un verano caluroso descubrió que la sensibilidad de esa parte de su anatomía era alta y molesta, cualquier roce le hacía temblar hasta la médula, algunos sonidos eran tan fuertes que le hacían llorar de frustración y eso fue notado rápidamente siendo llamado el más débil entre los débiles con constancia por su familia y otros cercanos.

Con todo esto, el amor propio que Sunghoon debía tener por si mismo fue desapareciendo de a poco y simplemente escondía como podía sus orejitas con gorros de lana que el mismo tejía. Su vida escolar y universitaria habían sido un completo martirio, principalmente en la universidad. Comentarios despectivos y coqueteos lascivos y molestos, el peliblanco siempre intentó estar bajo perfil, pero era imposible pasar desapercibido para él, puesto portaba una increíble belleza que nadie podía ignorar, nunca nadie acercándose a él con buenas intenciones.

Aún así sobrevivió como pudo, siendo cauteloso con sus movimientos, cubriendo esa parte tan sensible de su cuerpo y manteniéndose al margen, y cuando la ola de calor normal en sus especie le atacaba se encerraba toda una semana en su habitación encargándose de su celo.

Pero en el mundo laboral todo era distinto, debía dejar sus gorritos de lana en casa y lucir enteramente profesional, había estudiado solamente para ser un oficinista, realmente su plan de vida era no llamar la atención pero de alguna manera u otra era imposible. Sobre todo cuando se trataba de su compañero… Shim Jaeyoon, un híbrido de zorro el cual era carismático y simpático, enérgico, coqueto y amigable quien no cargaba en sus hombros con el sinónimo de ladrón y promiscuo que tenían los de su especie, puesto era muy confiable según la mayoría de sus compañeros.

Sunghoon no se vio impresionado por él en primeras instancias aunque fuera tan atractivo y atrayente, ciertamente ni cruzaban muchas palabras hasta que el zorrito astuto se acercó un día en la hora de almuerzo con la mera intención de ser amigable al verlo tan solo, aunque debía admitir que le había parecido precioso, pero a primeras instancias solo quería ser amable con el solitario conejito.

—Eres Sunghoon ¿Cierto?— preguntó con claro interés y curiosidad tomando asiento frente a él ignorando un poco a los que lo llamaban para sentarse junto a él. Sunghoon asintió lentamente sin dejar de comer su emparedado viéndole extrañado — ¡Vaya! Tienes las orejas de conejo más lindas que haya visto— dijo con un tono alegre y dulzón haciendo que el de pelo blanco detuviera su masticar aunque con dificultad para hablar puesto el interior de sus mejillas estaban por completo llenas de comida y en el exterior completamente enrojecidas— ¿Puedo tocarlas?— preguntó emocionado el mayor y sin esperar respuesta acarició suavemente una de las largas y esponjosas orejas  provocando que está temblara y callera un poco. El cobrizo se asustó viéndose un sorprendido por la reacción aunque pareciéndole linda, sin embargo para Sunghoon que nunca había recibido un cumplido de esa manera tan dulce y siendo tan irrespetado su espacio personal fue un nuevo descubrimiento. Sentir sus mejillas arder y la misma reacción de su cuerpo en general lo asustaron provocando que sin mucho que decir saliera disparado de la cafetería hacia algún lugar desolado. Su corazón latía con rapidez y sorprendentemente sentía su vagina humedecerse. Que asco- pensó.

Rabbit squirt -JakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora